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Incómodo, esa era la única palabra para definir lo que estaba sucediendo y lo que estaban sintiendo los cadetes. La incomodidad se abría paso entre ellos mientras veían cómo masticaban y se miraban furiosos los unos a los otros. Solo un par parecía estar absorto de ello por las expresiones en sus caras.

Primero estaba Eren, quien si bien estaba comiendo de esa forma ruidosa que le caracterizaba, por primera vez no era rival para esa sinfonía de dientes estampándose contra el pan. Después Annie quien los miraba desde una esquina, en una mesa pseudo solitaria, con una expresión que denotaba el cansancio y la vergüenza ajena a partes iguales; como si supiera perfectamente de que se trabara y quisiera evitar hablar de ello otra vez. Finalmente Reiner, comiendo con normalidad mientras absorto de todo, se preguntaba porque la hora de la comida se había vuelto tan silenciosa de repente. Juraría que apenas hace unos segundos estaba hablando con normalidad con Marco y Jean acerca de problemas con mantener el equilibrio con el equipo de maniobras.

Ahora que lo pensaba, ya había estado haciendo de profesor un buen rato. Aunque sólo habían sido tres y en el primer caso también estuvieron Marvel y Berthold. Quizá podría comenzar a pedir una remuneración, quizá más pan o algo parecido. Como una papa, así podría enseñarle a Sasha lo que es una mitad de algo. Quizá podría hablarlo con Shadis mañana o pensándolo mejor en dos o tres semanas, después de su graduación. De cualquier forma, el ambiente estaba excesivamente callado y como si de una invocación se tratase el viejo maldito se apareció por la puerta para verles a todos con esos ojos de desaprobación total, solamente para extrañarse por el ambiente que manejaban. La 104 era ruidosa, bastante ruidosa ¿Algo habría pasado? Sabía que medio escuadrón estaba enamorado de Christa, no era estupido, por lo que supuso se trataría de algún despliegue de testosterona idiota por parte de los hombres con algo relacionado a la rubia. Bueno, solo acertó en el color de pelo; igualmente no importaba. Si eso los retrasaba les mandaría a las reservas y listo.

Reiner comía en silencio esperando a que alguien hiciera algún sonido fuera de los ya antes mencionados. Por un par de segundos quizá escucho un resoplido por parte de Annie, quien harta de la situación habría elegido ir a dormir. Estaba fastidiada ¿Quien no? Todo el camino desde Marley hasta acá había sido remotamente parecido, solo paro cuando a Marcel le comieron medio cuerpo y estuvieron esperando una cantidad ridícula de tiempo a que se curara. Mientras también corrían al lado opuesto al del titán recientemente encontrado. Annie no se quería tener que tragar esos dilemas de sus compañeros, si se llevaba bien con ellos y hasta se podría decir que les quería; pero Dios, el vivir tanto tiempo esa situación era desesperante.

El rubio sintió un brazo rodearle los hombros; Marcel estaba haciendo ese esfuerzo por romper la tensión que el rubio tanto esperaba. Lo que no se dio cuenta fue el momento en el que este joven se había parado de su asiento para pasar a su lado, de nuevo extraño.

— Entonces Reiner ¿Que tal lo de traicionarme? — Pregunto con un tono dramático ficticio y una sonrisa mientras imperceptible volteo de reojo a los dos "alumnos" del rubio —. Creí que entre los dos estábamos ayudando al resto, jamás esperé este engaño.

Las palabras sonaban tranquilas y alegres, un tono natural en el castaño. Siempre agradable y amigable, claro, tenia esa actitud de hermano mayor que cuida del resto que tanto admiraba el contrario. Reiner si bien, en ocaciones actuaba así, el resto de sus compañero más que como un hermano lo veían como una especie de héroe griego, de esos que se dan en las tragedias muy muy antiguas. El eludido solo se sintió y preparó para contestar, pero fue silenciado por el otro que hasta hace unos instantes comía con normalidad a su lado.

— Que yo también estaba ese día —. El tono de voz bajo y medio tembloroso habitual había cambiado, mínimamente pero, había cambiado. Sonaba más firme, mucho más firme que de costumbre y alto, pero no tanto. Lo suficiente para que el otro le entendiera y escuchara, pero no demasiado como para perder su imagen tierna pensé a su gran estatura.

Si no es tuyo entonces es mío || Reiner harem || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora