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Mierda.

Solo eso, esa era la palabra correcta. Mierda. En ese momento y circunstancias no podría pensar en otra más, simplemente no había.

Se acostó con la idea de levantarse lo más temprano posible e irse. Principalmente por dos motivos, el primero Porco le había dicho que se largará para no tener que verlo en la mañana, y el segundo y más importante para librarse de las bromas por despertar junto al molesto compañero. Para los reclutas matar titanes era una cosa, pero dormir al lado de quien contestó a los gritos cuando le preguntaron qué hacía en el ejército era otra completamente distinta. Despertar a lado del perro rabioso de la 104 era algo que simplemente no se podría considerar más que como un castigo.

Porco no era feo, todo lo contrario, aún nadie sabía cómo era que con esa actitud su cara se haya mantenido así de bien. Tenía proporciones muy buenas en cuanto a sus características faciales, buena nariz, ojos, boca, pómulos, mejillas. Su aspecto sería el de una persona afable si tan solo relajase él entre cejo y dejara su brusquedad de lado el "castigo" de despertar junto a él se volvería un premio. Pero no era así, ya sería mucha benevolencia del cielo que hieran dos personas de esas características en el mismo lugar. Solo les quedaba sobrevivir a los arranques de ira ocasionales y estarían bien.

Si el Dios existía, entonces tenía que odiar a Reiner ¿Por que le pasaba justo a él? A nadie se le habría pasado por la cabeza que Porco pudiera, algún día ser amable con el rubio. Casa que se refería a él era para atacarle o descalificarle, incluso lo había pateado en una ocasión.

"¿Por qué de todos los que estamos aquí? ¿Por qué me toco a mi?"

El pensamiento de Reiner sonaba incluso doloroso en su cabeza. Estaba acostumbrado a dormir con Berthold y sus extrañas poses, un día se levantó con un pie presionándole la cabeza como si quisiera patearlo. Dormir en camas dobles hacía que en ocaciones los reclutas se despertaran de formas raras o poco comunes. Nunca faltaba quienes se levantaban con medio cuerpo fuera de la cama o los que terminaban con la cara lleva de la baba ajena. Pero lo mejor y más gracioso eran los que despertaban abrazados, o al menos lo fue en los primeros días. Aún recuerda casi haberse desmayado de la risa cuando algunos despertaban cuchareando o con sus amigos encima o debajo, a este punto no había nadie a quien no le hubiera sucedido. O bueno, a los hermanos no les había sucedido todavía y algunas personas se lo lamentaban o agradecían. Después de un tiempo dejo de importar y ya era común que en primeras horas de la mañana encontrasen a Armin y Eren abrazados o en ocaciones a algunos tomados involuntariamente de las manos.

Pero esto era diferente, muy diferente. Finalmente le había pasado a uno de los hermanos, pero no era al tranquilo de Marcel, quien en los pensamientos de sus compañeros solo se reiría y avergonzaría de la situación. Tenía en mente que varios habrían deseado una situación así, Marcel era precioso según sus compañeros. Todavía no sabía qué pensar sobre eso.

Lo que si sabía era que esto que le estaba pasando a él debía ser un pago por ser un perfecto inútil. Porco no estaba cerca, estaba lo que le seguía. Abrazaba a Reiner por lo que se supone es su cintura con la cara enteramente sobre su pecho. Las piernas las tenía enroscadas sobre la cadera y parte de las extremidades inferiores del contrario. Está durmiendo plácidamente sobre la mitad del rubio, quien apenas podía mover el brazo contrario. En teoría podría mover un poco la pierna que no estaba agarrada y su cabeza, pero si movía mucho estos también se iba a mover el contrario y si lo hacía lo más probable es que se despertaría y tiraría al suelo.

El resto del mundo dormía y el acorazado lo agradecía con todo su ser. Al menos así podría sacarse antes de que cualquiera lo notase. Todo estaba bien, lo peor que podría pasarle era medio romperse un hueso después de ser arrojado al vacío. Solo tenía que moverse lentamente, tranquilo y sin brusquedad.

Si no es tuyo entonces es mío || Reiner harem || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora