Querido A:
Solía no hacer confesiones, callaba y cedía sin ponerme a pensar que probablemente eso me lastimaría. Te convertiste en mi consejero de confianza, al que se suponía que no debía temerle gracias a nuestra alianza.
¿Recuerdas esa vez que te dije que me lastimaba tu manera de ser?
Tu respondiste que yo sola me lastimaba, dijiste que tú no hacías nada para causarme dolor alguno.
Hoy comprendo que tenías razón.
Me hice la idea equivocada, pero no me culpes, la primera impresión es la que me dominaba, y la segunda y la tercera, cuando me hacías sentir que yo te importaba, olvidé por completo que poco a poco madurabas, crecías y dejabas atrás lo que más me encantaba.
La humanidad y la decencia, tu bondad y la paciencia.
Ahora lo pienso mejor y tenías razón, fue mi culpa dejar que me lastimaras de esa manera, fue mi culpa tenerte en un pedestal cuando merecías un simple trapo en el suelo, fue mi culpa crearme expectativas y pensar que las cosas se mantendrían igual.
Lo único que no fue culpa mía, es que te comportaras como un idiota conmigo, no fue mi culpa tu actitud.
Atentamente:
Una estúpida chica.
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Para el chico que me destrozó.
Non-Fiction[Terminada] Y aquí estoy, fingiendo que te he superado. Pero quedaron tantas heridas abiertas que tengo que cerrar, la única forma que encuentro para sanar es esta, escribiendo las cartas para el chico que me destrozó.
