Carta 49

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Querido A:

Me sigo preguntando cómo pude dejar entrar a alguien como tú a mi templo, aún cuando construí paredes enormes para que nadie las saltara, entraste tú.

Con una sonrisa me compraste, y con tu odio hacia mí me atrapaste.

El odio es un sentimiento ameno cuando es correspondido, al igual que el amor. Y de un lado a otro sólo hay un paso de distancia.

Atentamente:
Una estúpida chica.

Para el chico que me destrozó. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora