Capítulo 9

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-¡Lo has logrado! -exclama Selene, abrazándome-. ¡Has atrapado la snitch y hemos conseguido vencer a Gryffindor! Contigo en el equipo tenemos todas las de ganar, ____.

Me sonrojo. Mi equipo viene hacia mí vitoreando y me levantan entre todos.

-¡Me vais a tirar! -exclamo entre risas.

Pero en ese momento aparece una túnica roja: es Harry, el capitán de Gryffindor. Viene a buscarme. Consigo bajarme de los brazos de mis compañeros y voy hacia él, un poco aturdida de las sacudidas que me ha propinado mi equipo.

-Enhorabuena, ____ -me dice con una sonrisa-. Da gusto ver a una Slytherin jugar limpio. Me alegro mucho por ti. Te lo mereces.

-Muchas gracias, Harry -le sonrío-. A lo mejor el Sombrero Seleccionador se equivocó conmigo y Slytherin no es mi lugar.

Potter niega con la cabeza.

-Créeme, el sombrero nunca se equivoca. Slytherin también tiene hueco para buenas personas.

Después de la corta celebración y la charla con Harry, decido ir a darme una ducha, de la que salgo como nueva. Para mi sorpresa, Cedric me espera en el Patio, sonriendo de oreja a oreja.

-¿Qué pasa, campeona? -pregunta, y me envuelve en un abrazo.

Suspiro y le devuelvo el abrazo con una sonrisa. Sus brazos se sienten como un hogar. Apoya la mejilla sobre mi cabeza mientras me aprieta cada vez más.

-Hueles bien -me dice, riendo.

-Lo sé. Es mi pelo, me acabo de duchar -le aclaro.

-No, hueles así siempre.

Lo abrazo todavía más, estrujándolo.

-Eres tan... ¡adorable! -le digo, apretándolo contra mí.

-Oye, ____... No es que no me guste, pero me estás dejando sin aire.

Los dos reímos y nos separamos.

-Tú también hueles bien -le admito.

-Lo sé.

-¡Creído!

Los dos echamos a reír. Es tan agradable estar con él que no me quiero ir nunca.

-¿Qué tal tienes el estómago para unas cervezas de mantequilla? -me pregunta inesperadamente.

-Bien, pero no tenemos autorización para ir a Hogsmeade -le replico.

De repente, me agarra de la muñeca y sale corriendo junto a mí.

-¡Cedric, para! -exclamo-. ¡Lo digo en serio, no podemos escaparnos aunque quiera!

-¡Calla, rebelde! Siempre te piensas lo peor.

Sé adónde me está llevando: la Sala de Menesteres. Esa sala que puedes transformar en cualquier lugar tan solo con concentración y con una necesidad completamente real.

-Cierra los ojos -me dice al llegar.

Hago caso a su orden y, tras unos segundos de espera, me guía hacia la entrada. Me toca el hombro para decirme que ya puedo mirar. Cedric ha transformado aquella habitación en Las Tres Escobas.

-No hay camarera, pero sí cerveza -sonríe.

Cedric tiene la verdadera necesidad de pasar un rato conmigo en Las Tres Escobas. Si no, aquella sala no se hubiese transformado, y me parece algo precioso que quiera compartir ese momento conmigo y que realmente sea importante para él. Sonrío al pensarlo y vuelvo a tirarme encima de mi amigo, estrujándolo. Me devuelve el abrazo entre risas.

-Supongo que esa es tu forma de darme las gracias -dice.

Lo miro a los ojos y me sonrojo. Desde que llegué a Hogwarts hace ya casi dos meses, he conocido a mucha gente interesante y a grandes personas, pero ninguna como él. Me hace sentir la ilusión de una niña pequeña, y es una sensación tan agradable que no quiero que acabe nunca.

-No sé qué tienes, pero cualquier forma de darte las gracias se me quedaría corta -le digo con vergüenza.

Me acaricia la mejilla y me ruborizo. Pero entonces sonríe y la calma inunda mi cuerpo.

-Reúnete conmigo a medianoche en el aula en desuso del cuarto piso -me pide-. Si vienes, entonces me habrás dado las gracias.

Hogwarts: Aquí empieza mi vida (Chicos de Hogwarts y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora