Hogwarts: Aquí empieza mi vida (Chicos de Hogwarts y tú)

Capítulo 12

Después de esa noche, la relación entre Cedric y yo ha cambiado de forma drástica. Los dos teníamos intenciones de tener algo serio desde aquel primer beso, aunque no nos hemos puesto ninguna etiqueta ni nos hemos pedido salir formalmente.

Como novedad, Ron ha estado enseñando a Harry sus técnicas de ajedrez mágico. Muestra una gran habilidad, y me entretiene observarlos a los dos jugar en el Gran Comedor.

-____, ¿por qué no juegas con nosotros? -pregunta Harry e indica el movimiento de su próxima ficha.

-Si te soy sincera, soy bastante mala -admito-. No tiene solución.

Alguien se sienta a mi lado de repente, sobresaltándonos a los tres.

-Puedo apostarme los galeones que sea a que consigo entrenarte para que ganes a Ron -asegura Hermione.

El pelirrojo se ríe. ¿Ganar yo a Ron? Es demasiado ágil en este juego, y tiene mucha experiencia.

-Quizás a mí no, pero a Harry sí -plantea.

-¿Qué quieres decir? -le pregunta Harry, dudoso.

-Quiero decir que podemos entrenaros para que os enfrentéis entre los dos. El equipo que pierda hará lo que los otros dos decidan durante una semana. Incluido el proyecto de Historia de la Magia.

-Pero Ron, yo no puedo hacer eso -se niega Hermione-. Hacerte los trabajos sería mentir, y deberías ap-...

-Aceptamos -la interrumpo-. ¿Cuándo empezamos a entrenar?

-Ya sabéis lo que dicen, nunca retes a un Slytherin -Hermione suspira, provocando las risas de los demás.

-El viernes que viene jugaréis a esta misma hora, en este mismo lugar -aclara Ron-. Harry, más te vale hacernos ganar. Me niego a hacer ese trabajo.

Harry se ríe y niega con la cabeza.

Esa misma tarde decido ir a estudiar a la Biblioteca. Selene y Hermione no estudian Alquimia y tengo unas cuantas dudas, así que será Cedric quien me las resuelva. Parece mentira, pero lo echo de menos constantemente.

Nos saludamos con un beso corto y entramos juntos. El lugar está prácticamente vacío, así que hablamos en un tono bajo, pero sin llegar a susurrar. Cedric me explica el temario, pero soy incapaz de atenderle. Le acaricio el pelo y levanta la mirada del libro, posándola sobre mí.

-¿Has escuchado algo de lo que te he explicado? -pregunta riéndose.

Asiento con la cabeza y sigo acariciándole el pelo mientras le miro los labios. Claro que no he atendido, ¿quién podría estudiar teniéndolo a él delante?

-____ -dice, con tono dulce-, en serio, solo quiero que apruebes. Por tu bien.

Me da un beso en la frente y hago un puchero inconscientemente.

-Está bien -acepto mientras bajo la mirada al libro-. ¿Por dónde nos habíamos quedado?

Cedric vuelve a su lección y esta vez trato de prestarle atención. Creo que, si quisiera, podría ser un gran profesor. Sin embargo, estoy demasiado distraída dándole vueltas a la cabeza.

-Una pregunta, Cedric -le interrumpo de forma tímida.

-¿Sí, ____? ¿Te ha quedado alguna duda?

-Bueno, sí y no.

Me sonrojo. Sí, es una duda, pero no sobre la lección.

-¿Qué pasa? -pregunta él, curioso.

-Sé que no es momento para hablar de esto, pero no puedo parar de pensarlo -me sonrojo-. Es que...

Cedric me interrumpe, acariciándome la mejilla.

-____, yo también lo he estado pensando. No tienes que tener vergüenza. Podemos ser lo que tú quieras que seamos, aunque esperaba que fuera algo serio, ya lo sabes.

Me sonrojo todavía más. Nunca se me ha dado bien hablar de estas cosas.

-Desde aquel primer beso pensaba que éramos pareja, pero no sé si tú estás de acuerdo con eso y-...

Antes de que pueda acabar, Cedric me besa. Un beso mucho más intenso que el primero que nos dimos, pero igual de dulce y especial. Apoya su frente sobre la mía y ambos nos quedamos unos segundos así, con los ojos cerrados y agarrándonos las manos. Cada momento con él es suave, delicado. Y sinceramente, me encanta.

-Espero haber respondido tus dudas con eso -susurra.

Sonrío dándole un último beso y le acaricio las mejillas. Con Cedric no hacen falta las palabras.

-Te quiero, ____.

-Te quiero, Cedric.