𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟺

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Emmett entro a la casa con una mueca en el rostro, no podía sacar de su mente la reacción de Mihrimah al enterarse de su naturaleza

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Emmett entro a la casa con una mueca en el rostro, no podía sacar de su mente la reacción de Mihrimah al enterarse de su naturaleza. Le preocupaba que ella se alejará de él sin embargo sabía que en algún iba a enterarse.

- No debes preocuparte hermano, ella te aceptará lo he visto - aseguró Alice.

- ¿Acaso no viste su cara? Tiene miedo de nosotros, yo también lo tendría.  - se dejó caer en el sillón - Ni siquiera hemos entablado una amistad.

- Todo a su tiempo puedo asegurarte que serán felices. - se sentó junto a él.

- Oh, Fahriye - le dió una débil sonrisa - ¿Está dormida?

- Lo está, estaba muy alterada. - les comunico antes de beber de su té - No debes crear conclusiones adelantadas Emmett.

- ¿No tienes miedo? - cuestionó la corte pixie.

- Sinceramente no, si ustedes quisieran podrían deber de nuestra sangre ahora mismo pero no lo han hecho. - suspiro - Deben darle un tiempo para que pueda asimilar lo que sucedió.

- La conoces muy bien. - comento Esme llegando por el lado contrario.

- Lo hago, estoy a su servicio desde que ella era una niña. Pero cada día descubro algo nuevo acerca de ella.

- ¿Haz estado toda tu vida con ella? - pregunto la matriarca con curiosidad.

- No, llegué al palacio cuando tenía 17 años. Formé parte del harén del sultán para después estar al servicio de la sultana Hürrem . - sonrió al recordar - Y fue ahí cuando pase a servirle a su hija.

- Vaya es extraño escuchar eso - dijo Alice.

- Para nosotros es normal, y sé que ustedes es extraño o puede llegar a ser algo malo. Pero así es como si vive en el palacio - dejo su taza en la mesa - Si me disculpan me retiro.

La pelinegra subió las escaleras y desapareció entre la oscuridad, Rosalie llegó junto a su esposo ambos habían ido a echarle un vistazo a la castaña que dormía en la segunda planta.

La pelinegra subió las escaleras y desapareció entre la oscuridad, Rosalie llegó junto a su esposo ambos habían ido a echarle un vistazo a la castaña que dormía en la segunda planta

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Mihrimah | Emmett CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora