"Se merece el universo entero y me escogió a mí"
- Avenida 749
No se aceptan copias o adaptaciones.
Está obra es completamente de mi autoría, no acepto adaptaciones o copias de...
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Dos días habían pasado desde lo sucedido, Mihrimah pasaba poco tiempo con los Cullen y se dedicaba a leer. Había pasado horas leyendo sobre el pasado de la dinastía otomana, cerró el libro cuando leyó que su hermano había sido asesinado. Según había escuchado, su madre, había muerto por una enfermedad a causa de esto su padre decayó.
Se arrodilló y se inclinó pegando su cabeza al piso, quizá no era el momento para rezar pero sentía que lo tenía que hacer. Emmett la veía a lo lejos esperando que volvieran a unirse. Había pensado en lo que la fémina le dijo, ella no estaba dispuesta a dejar a su familia y el tampoco dejaría a la suya, para vivir en una época que desconocía.
Había hablado del tema con toda su familia, todos apoyaba lo que el decidiera pero le habían advertido que no volvería a encontrar otra compañera en su vida inmortal. Estaba seguro de lo que quería.
El reloj anunciaba que en unos minutos más irían al instituto donde sería la primera vez para Mihrimah, estaba un tanto preocupada por el hecho de que estaría sin la compañía de Fahriye pero Rosalie y Alice se habían encargado de animarla. Bajo junto con su mochila en el hombro, la pelinegra preparaba una taza de té para la sultana mientras que los demás guardaban sus cosas.
- Los chicos estarán contigo - le informó la matriarca - Estarás bien.
- Toma - dijo el rubio entregándole su horario - Compartes clases con Emmett y Alice.
- Allah - murmuró al ver la hoja.
- Cualquier cosa no dudes en decirles por favor - pidió Esme.
- Vamos es hora - la corte pixie la tomó del brazo y la guío a su auto - Tú irás con Emmett.
La castaña asintió con desconfianza para después seguir al chico.
- Hola - susurró el vampiro.
- Hola - le respondió.
Ninguno de los dos volvió a decir algo después de ese saludo, la joven sultana veía a través de la ventana y de vez en cuando Emmett la veía de reojo.
- Y, ¿Qué te gusta hacer? - pregunto el fortachón rompiendo el silenció.
- Mmm... la arquería, me gusta pintar y adoró pasear por los jardines del palacio. - sonrió la fémina.
- Vaya - hizo una pausa - aquí no tenemos un palacio pero podemos dar un paseo por el bosque cuando quieras.
- Lo pensaré - dijo con una pequeña sonrisa.
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