Redención ~ Percy Weasley ~

31. Maratón 3/3

Ninguno de los personajes me pertenecen (excepto algunos de mi invención como Audrey, Froda y otros que irán apareciendo), historia basada en las novelas de J. K. ROWLING
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Josephine

Josephine Fawley había nacido en una familia de mortífagos. En realidad sólo su padre lo era. Después de la caída del Señor Tenebroso durante la Primer Guerra Mágica, el señor Fawley había alegado estar bajo la influencia de la maldición Imperius.
Y quién no le iba a creer a un buen hombre, cuya familia siempre había pertenecido a los amables y gentiles Hufflepuffs.
Su reputación como gran mago se había mantenido en el exterior. Era un mago respetable, con una casa respetable, esposa e hijos felices. Al menos en el exterior.

Josephine recordaba su infancia con dolor. De hecho, sólo algunas etapas de su vida habían sido felices.
Cuando nació tanto su padre como su madre hacían estado complacidos, ya tenían un hijo varón y deseaban mucho tener una niña. La felicidad de su padre había durado poco, se había dado cuenta pronto de que una mujer no le serviría de mucho a la familia ya que debía casarse y tomar el apellido del hombre. ¿Qué honor había en eso para la familia Fawley?

Pronto empezó a ignorarla y dejarla al cuidado exclusivo de la señora Fawley. Para lo único que se acercaba a ella era para regañarla o castigarla cuando una travesura era realizada. Y es que para ese entonces, Jacob su hermano, había aprendido que él podía salirse con la suya al acusar a su hermana, su padre siempre le creía a él.

Estas acciones no habían impedido que la chica sintiera un gran amor por su familia. Tenía todo lo que pudiera soñar, juguetes, golosinas, amigos y una gran mansión en la cual jugar o esconderse.

A su madre la recordaba con especial cariño. Era la única que la mimaba, que la dejaba hacer lo que quisiera y quien sí veía la forma de ser de su hermano, pero lamentablemente la autoridad de la casa no caía sobre la señora Fawley. No había mucho que ella pudiera hacer para impartir justicia.

Aún así, el corazón bondadoso de Josephine le hacía ver que habían personas que lo pasaban mucho peor que ella y se dedico a ver lo bueno que tenía su vida.

Por fin tuvo un pequeño respiro a los nueve años cuando Jacob se fue a Hogwarts, no podía recordar que lo extrañara, simplmente recordaba su felicidad por estar al fin sola.
Dos años después ella también recibió su carta de Hogwarts, pero a diferencia de su hermano que había sido seleccionado Slytherin, ella como toda su familia había quedado en Hufflepuff. Estaba tan complacida de no estar en la misma casa que Jake.

No lo odiaba, solo le tenía miedo, miedo a sus reacciones. En un momento se podía mostrar cariñoso y alegre, pero solo bastaba que el viento soplara, que le doliera una muela o cualquier trivialidad para que Jacob se enojara o perdiera los estribos.

Su primer año en Hogwarts fue el mejor para Josephine, conoció a tantas amistades que la hacían sentir querida y en casa. Lo único que realmente le dolía, era haber dejado sola a su madre. Y lo lamentó aún más cuando al final de su primer año y de regreso a casa, Quendi la elfina doméstica, le informó que su madre había fallecido algunas semanas antes de su regreso. Su padre no había querido que interrumpieran sus clases para ir al funeral.
Lo único bueno era que las familias de magos antiguas, tenían la tradición de enterrar a sus muertos en los terrenos de sus mansiones y así mismo fue hecho con la señora Fawley. En un bonito parquecito cercano a la casa, habían hecho una tumba para ella, a su alrededor crecían toda clase de flores y Josephine iba constantemente a hablar con su madre.
Fue hasta muchos años después que Quendi le había dicho que su madre había muerto probablemente de soledad. Sin el incentivo de tener a Josephine en casa, la indiferencia y crueldad de su marido habían terminado por consumirla por completo hasta matarla.
Pero Josephine no podía rendirse aún, tenía que seguir, por su madre, que le había enseñado a siempre ser amable y cariñosa.