Epílogo

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— ¿ Quieres vivir conmigo, Yuyu?

Es claro que Yuta no negaría eso, amaba a Sicheng más que a nadie, el mismo esperaba el momento para proponerle lo mismo. Sonrió y se lanzó a los brazos de su novio.

— Claro que sí, Winniee.

Luego de eso, pasaron pocos meses para que ellos pudieran organizar todo y por fin vivir juntos. Yuta aún dudaba un poco porque no quería dejar solo a su primo, Shotaro, pero Doyoung le prometió que lo cuidaria mucho. Aún así Sicheng le propuso que sería un mes de prueba y si se sentía inseguro dejando a Shotaro luego podía irse con ellos.

Shotaro le dijo que el podía cuidarse solo y le pidió que no se preocupara tanto por el, esto no funcionó mucho porque Yuta sentía que lo estaba descuidando.

Los primeros meses eran como una adaptación, conociendo otros ciertos hábitos del contrario, tuvieron algunas peleas pequeñas, como la vez que Yuta olvidó cerrar la puerta principal y el menor lo regaño como si fuera un niño, otra vez en la que Sicheng olvidando que había dejado en el fuego el arroz casi habia quemado la cocina. Esa vez Yuta fue quien lo regaño. Y algunas otras discusiones parecidas que no duraban más que unas horas, nada demasiado serio.

Su relación iba por buen camino, habia días en los que no podían verse por el trabajo o el estudio, aún así siempre hacían lo posible por dejar un tiempo para ellos dos. Sí tenían algún problema con el otro, ellos lo hablarían antes de enojarse.

En ese tiempo habían aprendido mucho más del otro, Yuta habia dejado de exigirle a Sicheng que se acordará de fechas importantes como su aniversario o cumpleaños, él pudo entender que Sicheng no lo hacía por ser descuidado, sino porque verdaderamente no lo recordaba, muchas veces le preguntaba a Sicheng que había comido ese mismo día y el menor le respondía que no lo recordaba. El chino no tenía tan buena memoria para esas cosas, hasta una vez se olvidó de su propio cumpleaños.

— Feliz cumpleaños, Winniee — Era lo primero que dijo Yuta al ver despierto a Sicheng. El menor lo miro confundido.

— ¿Qué dices, Yuyu?

— Dije, "Feliz cumpleaños, Winniee". Hoy es tu cumpleaños.

— ¿De verdad?, ¿Hoy?

— ¿Enserio olvidaste tu cumpleaños?

— No es eso, ni siquiera se que día era ayer.
Yuta río viendo como el menor seguía confundido.

— Si ya no recuerdas ahora, ¿como será cuando seas viejito? — Sicheng lo miró mal y Yuta solo sonrió.

— No te preocupes, aún si eres un viejito con poca memoria, serás el más lindo, Winniee.

Sicheng descubrió que Yuta era realmente inquieto a la hora de dormir y siempre necesitaba estar abrazando algo, además que su cuerpo era demasiado frío por lo que se pegaba a él buscando un poco de calor. Él realmente no podía quejarse de eso, disfrutaba de ver a Yuta aún dormido sobre el y con su boca levemente abierta ensuciandolo con su saliva, para nada le daba asco o algo así. Las primeras veces que pasó, Yuta se disculpó con el avergonzado y evitó lo más posible acercarse a él, dormía dándole la espalda porque pensaba que se habia enojado. Pero, dios, ¿era humanamente posible enojarse con Yuta solo por dejarle algo de baba en su camiseta? Para nada, nunca se enojaria por eso. Pasaron algunas noches en las que tuvo que prometerle al japonés que de verdad no lo molestaba. Él seguía avergonzado por eso, pero se dio cuenta que su novio le decía la verdad.

α кιѕѕ ƒяσм чυтα  - Yυωιи/Wιичυ -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora