Tres años después...
Freddie se había graduado de la secundaría como el mejor estudiante, lo que le dió muchas opciones de universidades, eligiendo la que estaba mas lejos de su casa, por el centro de la ciudad. Así su madre aceptaría vender la casa y cambiarla por un lugar con mas oportunidades de trabajo para ella.
Como ya se habia recuperado, ahora vivía plenamente, comía saludable, y salía a caminar. Él pensaba, que su madre se veía más hermosa ahora que antes, cuando aún era una joven. Ella con treinta y cinco
años y el con diecinueve. Vivían como madre e hijo, una pequeña familia, y a pesar de que su apellido estaba en boca de los vecinos, no les importaba y vivían tranquilamente.-Este departamento es mucho mas lindo que el otro, incluso tiene una linda vista, el otro tenía un edificio que tapaba el sol en su mejor momento.
-Tienes razón, desde aquí podremos ver el atardecer, y tendríamos mucha iluminación por mas tiempo -le da la razón a su madre.
-Y tiene un precio razonable, teniendo en cuenta que tiene todo lo que pedían, incluso está a solo tres cuadras de su universidad -El agente inmoviliario agrega intentado convencerlos de firmar.
-Pero, solo tiene un baño -Freddie no estaba convencido aún.
-Eso es lo de menos, podenos poner horarios, no creo que sea la gran cosa, además, ¿donde encontraremos algo mejor? -ella de verdad se había enamorado de la vista despejada, que daba justo a un largo puente sobre un gran lago, junto a el había un parque verde, y la zona comercial.
-Bueno... Por ahora esto es lo mejor que vimos, y a mi mamá de verdad le gusta... -Ahora que estaban libres de deudas, y tenían el dinero suficiente para sus gastos, ya no tenía de que preocuparse- ¿Me muestra donde firmar?
Su madre durante su descanso de recuperación descubrió formas de usar su tiempo libre en la casa mientras su hijo no estaba, descubrió que aún era buena artista, y durante los ultimos años se dedicó a vender algunas pinturas de paisajes, y adornos de arcilla, resultó ser buen negoció, ya que pudieron pagar todas las deudas restantes con los ahorros de ambos y ahora podían llevar una mejor vida, él ya en la universidad, y ella trabajando vendiendo cuadros, piezas de arcilla o ceramicas pintadas a mano, y otras piezas decorativas. Lo que no esperaba era que de verdad tuviera tanto exito en su pequeño negocio. Pero ahora vivían felices y ya no tenían de que preocuparse.
(...)
En la oficina, Jackelyn Imperial, ya con veintitrés años, y tres años en la empresa, aun seguía esforzandose el doble para mostrarle a su abuelo que merecía su puesto. Trabajaba desde muy temprano, arreglando negociaciones importantes para la empresa, con fabricas de insumos y textiles de la mejor calidad. Tratando de hacer todo perfecto, todos los locales tenían una visita sorpresa cada pocos meses, revisaba asta el mas minimo detalle. Sus empleados le tenían miedo, si encontraba el más diminuto error, era capaz de despedir al culpable.
-Señorita Imperial su padre está aquí para verla -su secretaria dice desde la puerta.
-¿Y que esperas? Házlo pasar -Le lanza una mirada fulminante.
Se levanta de su escritorio y da media vuelta dandole la espalda a la puerta, observa la ciudad desde el ventanal de su oficina, intenta despejar su mente y práctica una sonrisa, cuando escucha que alguien entra gira para verlo.
-Papá, ¿Que te traé por aquí? -Se acerca a él y le da un abrazo.
-¿No puedo visitar a mí hija? -se separa del abrazo y se sienta en uno de los sofás que se encontraba en medio de la habitación- Tú hermano y yo extrañamos tus visitas.
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El Balance Perfecto
Ficção AdolescenteJay es una fría y arrogante ejecutiva que vive una vida laboral llena de estrés y responsabilidades, con un abuelo estricto, quién la atormenta y espera no lamentar dejarla a cargo de la gran herencia. El destino la cruzará con Freddie, un joven uni...