Capítulo X - Despertar

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Ya habían pasado unos días desde el castigo proporcionado a Horacio, aunque el aún no despertaba, se encontraba aún dentro de aquel calabozo, dónde Jhonson cada vez que podía o genia descanzo iba a darle un vistazo, le platicaba su día, le contaba chistes y en ocasiones lloraba a su lado...

Por otro lado el príncipe Gustabo al igual cada vez que tenía tiempo libre se la pasaba junto a Horacio, este más que nadie ya que el ministro Jack se encargaba de terminar sus deberes para que este pasará más tiempo con el menor, algo que el príncipe no sabía ya que le hacía saber que solo eran unos cuantos papeles y listo...

Gustabo se encargaba de asear a Horacio, tomaba una cuenca con agua y algunas telas y comenzaba a limpiarle el cuerpo cuidadosamente, quitando sus vendas y pasando algunas veces las yemas de sus dedos sobre las heridas y el cuerpo del escudero, le ponía ungüento y vendaba, para quedarse platicando con el horas y horas, algunas veces hasta quedarse dormido mientras le tomaba la mano y acariciaba suavemente.

Y ha decir verdad cuando el príncipe como Jhonson estaban ocupados, el ministro Jack también iba a visitarlo, se quedaba sentado junto a el admirandolo, algunas pocas veces platicaba con esté sobre anécdotas del pasado, de cuando el y Gus eran niños, la primera vez que uso una espada, el alboroto que se hizo porque Horacio metió una rata al castillo porque quería que fuera su mascota, todas estas anécdotas le sacaban una sonrisa nostálgica al ministro –Recuperate pronto pequeño H...Gus espera por ti, al igual que todos– dijo mientras me acariciaba la frente para levantarse y depositar de igual forma un beso en esta y finalmente retirarse

Fue haci durante semanas, semanas de cuidados, donde los llantos, nervios y angustia comenzaban a consumir a cada uno de ellos...Semanas donde el Rey Volkov no salió de su habitación, no se mostró ante nadie, ni siquiera ante la corte real

•~•~√~•~~

Horacio:

Todo era oscuridad, para donde quiera que mirara no había nada, caminaba, corría, gritaba pero estaba solo...un nerviosismo comenzó a consumirme, pero de repente una luz cegó mi vista, lentamente abrí mis ojos lo que antes era oscuridad ahora era un hermoso bosque...o un campo?, No sabía precisamente el que era hasta unos segundos después dónde me percate de que estaba en Nuestro lugar, aquel hermosa claro...

Pero se veía distinto...de pronto un pequeño niño llamo mi atención, estaba sentado justo en la orilla del lago, se me hacía familiar...era Gus! Me acerque a el corriendo, era un niño?, Que estaba pasando?!, No entendía nada!,.

Al acercarme lo mire atento, este me regreso la mirada, al cruzarse nuestros ojos una gran sonrisa iluminó su rostro

–Horacio tardaste mucho!, Pensé que no ibas a venir– justo cuando iba a responderle al pequeño Gus otro pequeño pasó junto a mi corriendo para aventarsele en un abrazo y llenarle de besos al pequeño Gustabo...mire atentamente al chiquillo que estaba sobre el mayor y me percate que era yo mismo...


Me sente al lado de ambos niños quienes ignoraban su presencia, los admiraba de arriba a abajo, "Eran días felices", susurré para mí mismo y fue ahí donde ambos chiquillos voltearon a verme...

Aunque no estaba seguro si era a mi a quien miraban o si había algo justo detrás de mi, entonces mi pequeño yo sé acercó a mí y presionó mi pecho con su pequeño dedito para luego correr detrás de Gustabo –Gus!, Gus!, Un intruso ha entrado!!– gritaba el pequeño Horacio –Tranquilo H yo te protegeré!, sal de aquí malenate o te las verás conmigo!–, tan solo solté una carcajada ante las acciones de ambos...–Ey, ey tranquilos...no soy ningún intruso, ni un villano, soy... Tu!–, de igual forma como el pequeño H lo hizo tocó su pecho con suavidad riendo

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