Al día siguiente Jungkook se despertó protestando porque le dolía el trasero. Lo primero que hizo fue pegarle con la almohada en la cara a Taehyung.
— Ahora estoy adolorido por tu culpa.
Taehyung apenas se inmutó y siguió durmiendo como si nada. Pero Jungkook le volvió a pegar con la almohada.
— ¿Qué pasa Kookoo?
— ¡Quiero mimitos! — protestó con un puchero mientras se cruzaba de brazos. Eso fue lo más adorable del mundo para Taehyung.
El mayor abrió sus brazos y lo atrajo hacia sí para hacer cucharita de frente.
— ¿Despertamos mimositos hoy?
Jungkook asintió con la cabeza y lo miró a los ojos.
— Lo de ayer fue... me encantó.
Taehyung alzó una ceja y festejó en su mente.
— Bueno... siempre puede repetirse.
. . .
Aquel fin de semana, habían salido a pasear al centro comercial y Taehyung estaba decidido a comprarle a Jungkook todo lo que él quisiera.
— Ya te dije que mis padres me dan dinero con tal de mantenerme alejado de ellos. Vamos, vamos ¿quieres la chaqueta? ¡Te la llevo!
Jungkook lo miró haciendo un puchero.
— Está cara... aparte no la necesito.
Jungkook salió de la tienda y Taehyung fue protestando detrás de él. Resulta que el menor no había llevado nada de dinero porque la salida fue improvisada y le daba vergüenza que Taehyung debiera pagar por todo; ya le había comprado un café en Starbucks, y una pulsera que le había gustado, ¿acaso quería regalarle más cosas?
Pues Taehyung tenia muchas ganas de hacer feliz a su bebé.
— ¡Ah, ya sé! Ahí hay una librería.
Taehyung tiró de la manga de Jungkook y casi se lo llevó a rastras a la librería del centro comercial. Llegaron a una sección de libros importados y Jungkook no pudo contenerse para mirar todo.
Y en eso un libro llamó su atención, cuando lo sacó del estante, no podía creer lo que estaban viendo sus ojos.
— Seis de Cuervos... — susurró para si mismo y de inmediato levantó la mirada en busca del otro — tiene que estar Reino de Ladrones en otro lado.
Jungkook se puso como loco a revisar por todos los estantes, pero no encontraba el libro. Taehyung lo miraba raro, jamás lo había visto tan desesperado por unos libros.
Hasta que Jungkook por fin lo encontró y lo contempló por un minuto entero.
Taehyung sonrió sacando su tarjeta. Cuando Jungkook lo volteó a ver con los ojos brillosos, Tae alzo las cejas repetidas veces.
— Hoy seré tu suggar daddy, llévate todos los libros que quieras.
Oh, Taehyung no tuvo que haber dicho eso.
¡Jungkook se llevó siete libros!
Cuando salieron de la librería el menor abrazó las bolsas de los libros como si se trataran de un perrito cachorro.
— Mierda, los libros me robaron el lugar de tu corazón — se quejó Taehyung guardando su billetera en el bolsillo.
Jungkook lo miró sobre su hombro y le dijo:
— Tu estás siempre en mi corazón.
Taehyung le sonrió y lo rodeó con un brazo, varias personas los miraron mal, pero Tae no se dio cuenta: solo le estaba prestando atención a la sonrisa radiante del menor.
Pasaron otra vez por la tienda de la chaqueta blanca de cuero con tachuelas y Tae se quedó mirando el local.
— Si la quieres ¿verdad?
Jungkook miró hacia otro lado. Como no le dijo nada, Taehyung lo dejo cerca de un banco y fue a la tienda. Se fijo en ropa para él y algo más aparte de la chaqueta para Jungkook.
Encontró unos anillos de pareja baratos, pero bonitos. Cuando salió de la tienda cargó él con las bolsas y le sonrió a Jungkook.
— ¿Vamos a casa?
Jungkook le sonrió.
Sonaba bien.
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El chico del Suéter blanco |TK| ✔
Novela JuvenilTaehyung molestaba a Jungkook como a todos los demás, solo que lo hacia para que se fijara en él. Jungkook fingía no prestarle demasiada atención al mayor y Taehyung se moría por ser el centro de atención de Jungkook. Eso, era todo un problema, per...