Capítulo 12

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Mia Johnson

Mia abrió los ojos muy despacio, sentía que la cabeza le iba a estallar. Se llevó la mano en la frente para evitar que el mundo siguiera girando.

El mínimo movimiento hacía que todo le diera vueltas. Echó un vistazo por la habitación intentando recordar qué había hecho y cómo había llegado ahí.

—¿Estás bien?—preguntó Axel en voz baja.

—No—respondió ella—Siento que todo me da vueltas. Beber es horrible.

Axel se echó a reír. Lucía bastante bien en comparación con ella.

—Bueno, si bebes como bebiste anoche, si es bastante malo.

—¿Qué hora es?

—Casi mediodía.Vamos a comer algo, te sentará bien.

—No lo creo—respondió ella mientras se escondía debajo de las sábanas—Lo único que podría hacerme sentir mejor es que me decapitaran.

—Te aseguro que la comida grasosa es el mejor remedio contra la resaca.

Mia soltó un suspiro. Luego, asomó la cabeza por encima de la cómoda. Miró su propio reflejo en el espejo. Se había formado un nido de pájaros su cabello.

—Necesito arreglarme—aseguró.

Axel asintió.

—Supuse que dirías eso—sonrió. Y le dio un tierno beso antes de dirigirse a la puerta.

—Te veo abajo.

Se levantó de la cama y se tambaleó hasta llegar al baño.

Abrió la llave de la regadera. Esperó un rato a que el agua comenzará a salir. Y a medida que las gotas caían sobre su cuerpo fue recordando fragmentos de lo que había pasado la noche anterior.

«No deberías estar aquí».

La voz cargada de odio resonó dentro de su cabeza. Cerró los ojos con fuerza intentando recordar algo más, pero fue inútil. Cuando salió de la ducha, seguía sin saber nada.

Buscó entre sus cajones y se vistió con una blusa de tirantes y una falda azul celeste. Después, bajó la escalera para encontrarse con Axel.

—Estoy lista, aunque debes disculpar mi aspecto el día de hoy.

—Te ves tan linda como siempre.

Los dos se dirigieron hacia la entrada y justo antes de que salieran la figura de Dante apareció en la puerta.

—¡Por Dios!—exclamó sorprendido—¿Qué te pasó, ardilla?

—Fuimos a una fiesta—respondió Mia, ladeando la cabeza—Y bueno... puedes deducir lo demás.

—Sí, puedo deducirlo—dijo frunciendo el ceño. Obviamente estaba preocupado y apunto de darle un sermón acerca de los límites que debería tener.

—No pasó nada malo—mencionó Axel.

—¿Cómo puedes estar seguro de eso, si bebieron?

—Yo no bebo. No me gusta.

—¿Nada?

—No, nada.

Dante lo miró seriamente, haciendo el papel de hermano mayor. Desde luego que no lo era, pero su intento hizo que Mia sintiera ternura y al mismo tiempo molestia. No tenía que comportarse tan estricto con Axel.

—Espero que la hayas cuidado bien— dijo Dante serio y con una mirada de advertencia.

—Sí, si lo hice.

Un año para recordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora