Mia Johnson
Era casi mediodía. El cielo estaba gris, pero un suave viento iba arrastrando lentamente las nubes, lo que hacía que se filtren algunos rayos de sol. El ambiente era húmedo debido a la lluvia del día anterior.
Mia subió rápidamente las escaleras del instituto. La puerta estaba semiabierta y desde donde estaba parada podía oír la voz del profesor.
—¿Qué espera? Pase, Johnson—le dijo el profesor con voz seria. Mia no dijo nada, solo asintió con la cabeza. Se sentó en el primer lugar que encontró vacío.
Sacó un bolígrafo de su bolso y anotó su nombre en la prueba.
Una hora más tarde, Mia dejó el examen en el escritorio del profesor. Él, sin mirarla, siguió escribiendo con el mismo aire presuntuoso de siempre. Era un hombre de mediana edad, unos cincuenta y tantos años, se llamaba Arnold Clayton. Enseñaba con aparente désden y apatía, como si percibiera el desinterés que causaba al dar clase. Era temido y aborrecido por la mayoría de sus estudiantes.
—Johnson, puede informarle a su compañera que si tiene una falta más reprobará mi materia—dijo el profesor con su voz plana y seca.
Darcy llevaba cinco días sin asistir al instituto. Nunca antes había faltado a una clase, pero teniendo en cuenta que en la última semana habían cambiado varias cosas en su vida, parecía lógico que se tomara un par de días para asimilar todo. Carter había vuelto a terminar con ella. Su madre le había llamado para contarle que no regresaría a la ciudad en un año, porque se había casado por tercera vez con un tipo que conoció en Europa.
—En la próxima clase estará aquí—aseguró Mia antes de salir.
En los pasillos del instituto circulaba poca gente. Era viernes, así que todos trataban de huir lo más temprano posible.
—Hola, preciosa—Axel la sorprendió por la espalda y la saludó dándole un beso en los labios.
—Hola, ¿dónde están tus cosas?—preguntó Mia con curiosidad.
—Justo aquí—respondió él, dándole una palmada a su mochila.
—Tu ropa, quiero decir, ¿dónde tienes tu ropa?
—La llevo puesta.
—¿No trajiste más?
—No. Esta es toda mi ropa —Axel estaba vestido con un pantalón de mezclilla, botas y una camiseta ajustada que marcaba su torso.
—No me digas que te olvidaste de nuestro viaje.
Axel ladeó la cabeza. Luego, con un tono cálido le respondió.
—Estoy bromeando. Tengo mis cosas en el casillero—Axel buscó una pequeña maleta que había preparado un día antes.
Salieron del instituto tomados de la mano e iniciaron un recorrido que tardaría varias horas.
—¿Lista?—preguntó Axel cuando subieron al automóvil.
Mia asintió, pensativa. Después, salieron del estacionamiento y tomaron la autopista 75 en dirección al este. A medida que alejaban de la ciudad en el automóvil el bosque se iba haciendo más denso.
Mia tenía la sensación de estar entrando en otro mundo. En aquel lugar, el silencio era tan profundo que solo se oía el ruido de las ramas cuando el viento soplaba entre los árboles.
Axel estaba conduciendo, viendo todo el paisaje con fascinación. Mia no pudo evitar recordar su infancia, cuando viajaba sentada en el asiento trasero del coche de sus padres. En ese entonces, era ella quién miraba todo atónita a tráves de la ventanilla, sintiendo el frío en la cara y el olor a cedro.
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Un año para recordar
Teen FictionUn grupo jóvenes pone a prueba su amistad a medida que atraviesan el último año de preparatoria. Engaños, amores, alianzas, secretos y muertes. ¿Quién diría que el último año podría ser tan problemático? 𝑇𝑜𝑑𝑜𝑠 𝑙𝑜 𝑠𝑒𝑐𝑟𝑒𝑡𝑜𝑠 𝑠𝑜𝑛 𝑑...