|1989|
El ex-auror sostenía de manera segura la mano de su hija, ya que no quería perderla entre tanta gente que iba de aquí para allá en la estación. La mayoría corría con prisa, algunos sólo estaban de pie esperando que el expreso partiera y otros luchaban por empujar el carrito con sus pertenencias.
Como todos los años y sin excepción alguna, el primero de septiembre era conocido por el caos creado en King's Cross gracias al comienzo del curso escolar de Hogwarts. Magos, brujas, squibs y uno que otro muggle, entraban y salían de la plataforma 9¾ para ver partir a sus hijos. Sin embargo, Nari no estaba de lo más contenta con la ocasión, pues no quería iniciar esa "nueva y esperada etapa" de la que tanto hablaba su padre.
Mientras Nari caminaba de la mano de él, no pudo evitar recordar su primer día en la escuela muggle. Ella iba igual de asustada y escondía muy bien las tremendas ganas que tenía de llorar. Llevaba un suéter café que le quedaba grande, pues su madre creía que así no dejaría la ropa tan rápido, pues estaba en la edad de dar repentinos estirones. Irónicamente, era el mismo suéter que llevaba aquel día, pero en esta ocasión, el suéter parecía quedarle exacto.
La castaña no pudo evitar recordar como los niños la miraban un poco confundidos y se alejaban lentamente de ella cuando les explicaba que su padre trabajaba en el ministerio de magia y, que algunos días salía a buscar monedas en compañía del escarbato que rondaba por los terrenos cercanos a casa. Sus compañeros no creían que su padre podía hacer un patronus y que algunas veces platicaba con su madre sobre los resultados de los partidos de quidditch. Todas esas historias eran mera fantasía para quienes las escuchaban.
Su padre le había explicado, a su manera, que ella tenía que asistir a esa escuela, pues había una pequeña posibilidad de que ella no fuera como él, si no como su madre: alguien que no puede hacer magia. En un inicio, no veía tan malo el hecho de ser un squib, pero sí que le parecía horrible sentarse sola en los almuerzos o tener pocas compañeras que se atrevían a hablarle. Después de un tiempo, todas las noches antes de dormir cerraba los ojos y pedía con todas sus fuerzas ser una bruja, para sólo así poder salir de ese lugar.
Cuando cumplió los nueve años y las primeras manifestaciones de magia comenzaron, se le tuvieron que borrar algunos recuerdos a al menos todo el salón, ya que la mayoría había presenciado como Nari hacía volar su cuaderno por los aires después de haber estornudado. Luego del susto, al ver como los niños la veían horrorizados, no pudo ni celebrar el hecho de que dejaría aquella tonta escuela. Le había afectado ver como todos la tachaban de rara y lunática.
Un escalofrío le recorrió la espalda cuando recordó los espantosos años que pasó en esa escuela, siendo la niña de los relatos raros que se sentaba al fondo del salón. Y temía que la historia se repitiera.
Su padre le había asegurado bastantes veces que todo saldría bien, que no era necesaria tanta preocupación, pues estaría rodeada de "su misma gente". Incluso le aseguró que la pasaría tan bien, que no iba querer volver a casa. Por otro lado, su madre la abrazó fuertemente y le recordó que siempre podrían estar comunicadas por medio de cartas; le dijo que nada podría salir mal porque tenía la corazonada de que ahí conocería a personas bastante importantes. Y aunque su madre desconocía bastantes cosas del mundo mágico, sabía que Nari era lo bastante fuerte para enfrentarse a lo que se avecinaba; sabía que, a pesar de su temerosa actitud, era lo bastante valiente para luchar contra cualquier dificultad.
Mientras caminaba, no pudo evitar una punzada en el pecho al ver a varias madres despedir a sus sonrientes hijos. Sentía un poco de envidia de aquellos a quienes tenían a sus dos padres dándoles abrazos y besos, deseándoles suerte y todo el éxito posible. Elspeth no había podido despedir a Nari en la estación, pues temían que el ruido y el desorden pudieran provocarle un ataque de ansiedad o algún otro problema producto del alzheimer. Por eso sólo hubo una larga despedida en casa.
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La chica de la profesía ||George Weasley||
ФанфикElla ha crecido con la idea de que su vida ha sido como la de cualquier hija de un mago y una muggle: un tanto aburrida. Ella jamás ha pensado que podría haber algo malo con su persona, pues ya descubrió que no es un squib y que los niños muggles so...