「 2. Amigos y Marcus Flint 」

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Nari se removió entre sus cobijas, media dormida, media despierta. Intentó acomodarse mejor entre la calidez de su cama, sin embargo, terminó dándose de lleno con el frío piso de piedra de la habitación. El golpe en seco de su cuerpo, hizo que una de sus compañeras se sentara sobre la cama algo asustada.

—¿Estas bien?—la voz de la chica sonaba algo somnolienta.

Nari tardo dos segundos en darse cuenta que no estaba en su habitación y que la cama era aún más chica de lo que estaba acostumbrada. Observó las diferentes camas y los tapices que habían en las paredes. Un pequeño quejido salió de su boca cuando se sentó en el suelo, sobándose el hombro.

—Eso creo—murmuro, también algo dormida. 

—¿Estás segura?—pregunto de nuevo la morena, saliendo de las cobijas para acercarse a la castaña.

Nari aceptó la mano de la chica que se puso frente a ella. Estaba lo bastante sorprendida por la caída y algo dormida como para ponerse nerviosa y temblar ante la cercanía de alguien desconocido. 

—No me está sangrando la nariz, ¿verdad?—pregunto algo asustada, pues le dolía un poco y no tenía idea de si toda la caída había sido recibida por su hombro.

La chica le miró el rostro unos segundos y negó con la cabeza al ver que todo estaba en perfectas condiciones. Nari observó el cabello negro de su compañera y como su pijama rosa resaltaba un poco su piel. Tenía la almohada marcada en su mejilla izquierda y le pareció chistoso como había rastros de sueño en sus ojos. Estaba segura que ella lucía igual de desaliñada que la chica. 

—Entonces estoy bien—le dijo—. Perdón por despertarte.

Se rasco el brazo algo incómoda por aquello. Sentía vergüenza de que alguien hubiera presenciado su tonta caída... y que probablemente notara que había rastros de baba seca en su mejilla.

—De todos modos ya casi es hora de levantarse para ir a desayunar—respondió la otra, restándole importancia al asunto—. Soy Angelina Johnson.

Estiro nuevamente su mano, pero está vez no era para ayudarla a ponerse de pie. Miró la mano de Angelina algo sorprendida y en cuanto entendió el mensaje, la estrechó.

—Soy Nari Blishwick.

—Muy bien, Nari, vamos a cambiarnos para bajar a desayunar—le dijo con voz amable.

 Se quedó parada en su lugar, observando como Angelina tomaba su uniforme para dirigirse al baño a cambiarse. No sabía si lo anterior significaba que ya tenía una nueva amiga o la chica sólo había sido amable con ella, pero se sentía feliz por aquello. Ya tenía una conocida además de los locos gemelos. Y no era que no le agradaran, al contrario,  sólo que siempre había querido una amiga para cuchichear y hablar de chicos guapos. Así como en las películas muggles que le encantaba ver con su madre. 

Aún sentía el calor de la mano de la morena cuando corrió por su uniforme para imitarla y dirigirse al baño a cambiarse.

Tenía que admitir que, no le gustaba el tener que usar el uniforme del colegio. Quizá lo único que le gustó de la escuela muggle, era que podía usar su propia ropa y que no tenía que preocuparse por atar una tonta corbata. Cuando terminó y se miró en el gastado espejo del baño, le pareció ajeno su propia imagen; le costaba reconocer a la chica que tenía el cabello revuelto y vestía completamente de negro a excepción de los colores rojos y dorados de la túnica y corbata. Era extraño vestir aquellas prendas y esos colores, pues creyó que utilizaría amarillo y negro.

Nari seguía sorprendida de no haberse desmayo en la cena y que el sombrero seleccionador la hubiera colocado en Gryffindor. Ella sabía que no era lo suficientemente valiente y tampoco tenía el coraje de enfrentar sus miedos. Incluso los gemelos la miraron sorprendidos desde la fila de espera, ya que ellos habían mencionado que tenía cara de ser Hufflepuff.  Inclusive ella creía lo mismo, pues su tía abuela Judith solía decirle que sería una excelente Hufflepuff cada que veía el interés de la pequeña en la magizoología y lo solidaria que era. 

La chica de la profesía ||George Weasley||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora