Marcos
- ¿Quién es? - respondo - ¡¿Quién es?! - vuelvo a decir, pero nadie responde.
Suspiro y me levanto del sofá, antes de nada, me pongo una camiseta y me acerco a la puerta. Cuando la abro no puedo evitar suspirar, es la segunda vez que lo hace desde que comenzó el curso. Y eso que solo llevamos unas pocas semanas, aún no sé quién le dijo el número de mi habitación.
- Hola amor - saluda ella con una sonrisa.
Da un saltito y me coge de la nuca, con la intención de besarme. Antes de que pueda llevar a acabo su cometido me alejo un poco, haciendo que me de el beso en mi mejilla.
- Tania - digo con un suspiro - no estoy de humor, y justo estaba viendo una película. Así que, si no es mucha molestia, déjame en paz.
- Lo siento amor, no lo hecho a propósito - dice mirando al suelo, segundos después vuelve su vista hacia mí - Pero mira el lado bueno, ahora podemos ver una peli en tu habitación juntos, como solíamos hacer.
- Como tú bien has dicho, solíamos - retiro sus brazos de mi cuerpo - te lo repito Tania, no volverá a pasar nada entre nosotros.
- Pero yo te amo mucho - dice haciendo un puchero.
- Vete a contarle ese cuento a otro - digo y le cierro la puerta en la cara.
De verdad se está volviendo insoportable, está todo el día revoloteando a mi alrededor. Ojalá pudiera montarla en un avión, y mandarla al extranjero.
Me adentro en la habitación y me siento en el sofá. Le doy al play y sigo viendo la película, mientras como unas patatas de bolsa.
Vuelven a llamar a la puerta de mi habitación, y me levanto de mala gana. Enserio Tania está muerta, le he dejado muy claro que no quiero hablar con ella. Y en vez de hacer caso, vuelve a llamar a la puerta.
- ¡Tania vete a la mier...! - digo alzando la voz mientras abro la puerta, pero me detengo al ver la expresión confusa de Elena.
- Primero, no soy esa rubia oxigenada, así que no me grites. Y segundo, hola - dice pasando a mi habitación.
- ¿Hola? - pregunto dudoso - ¿Cómo mierdas sabes cuál es mi habitación?
- Nicole - responde simplemente, mientras se acerca a mis papas y coge unas cuantas.
- Ah - me acerco a ella y la veo comiendo de mis papas - Oye esas son mis papas - me quejo.
- Tengo hambre - me responde simplemente, sigue comiendo.
- ¿Y qué te ha hecho llegar a mi habitación? ¿Me echas de menos enana?
- En realidad necesito que me des las llaves de la habitación de Nicole, me ha dicho que te las dejó cuando nos los encontramos en el parking antes de ayer.
- Sí, las tengo, ¿Y se puede saber para qué las quieres?
- Nicole me ha pedido que riegue su planta, además dice que no se fía de ti - dice dejando la bolsa de patatas en su lugar - yo tampoco me fiaría de ti la verdad.
- Pues soy muy de fiar, para tu información - finjo ofenderme - Y me duele que vengas a mi habitación para pedirme unas llaves. Podrías haberme buscado para algo más interesante.
- En tus sueños, ahora las llaves - dice y extiende unas de sus manos en mi dirección.
- En mis sueños, estás tú ahí - señalo mi cama.
- Tú lo has dicho, en tus sueños, porque eso nunca pasará - dice segura, a la vez que cruza sus brazos por encima de su pecho.
Ok, por lo que veo mis palabras no han causado efecto alguno en ella. Generalmente cuando hago este tipo de broma a alguna chica, estas suelen sonrojarse o evitar mirarme a la cara. Pero ella simplemente se mantiene viéndome a los ojos sin expresión alguna.

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IKIGAI
RomanceY ambos estando sentados en la orilla del mar, vemos una estrella fugaz pasar. Esta se abre paso de una forma preciosa, atreves del cielo. - Si pudieras pedir un deseo a esa estrella fugaz, ¿Qué pedirías? - No sé si pido mucho, igual sí, no lo sé...