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El feroz viento golpeaba sus mejillas, moviendo su rojizo cabello cual hoguera, algunos mosquitos chocaron contra su rostro y el fuerte ruido del motor resonaba en su cabeza, sin embargo su enorme sonrisa era sempiterna.
Al detenerse, frente a una pequeña estructura de madera, hogareña y resaltando por su blanquecino color entre la verde vegetación, suspiró, los nervios cosquilleando sus manos y pies, los cuales no tardaron en seguir los pasos de la mayor.
El bullicio se hizo presente al empujar la puerta, el retumbar del globo terráqueo calló a los alumnos quienes no tardaron en posar sus ojos en las dos nuevas habitantes del pueblo.
—Acabas de poner el mundo a sus pies.- la dulce voz de la joven sonó, sacándole sonrisas a la mayoría- Oh, gracias.
—No hay de que, señorita.- Billy Andrews, sonrió encantadoramente sacándole una mueca a la pelirroja.
—Soy la señorita Stacy.- se dio a conocer la de sombrero- Lleva esa arma afuera. No debe estar en el salón.
—¡Que hogareño!- habla risueña la adolescente- Me encanta poder ver el campo, son tantas ventanas.
—Raizel, concéntrate.- reprende como una sonrisa- Bueno, vamos a conocernos. Párense, por favor.
Tras una breve explicación, con algunas quejas de por medio, los adolescentes de Avonlea tomaron asiento en el suelo.
—Dirán dos palabras que los representen.- explica sin borrar su sonrisa amable- Usando las primeras letras de su nombre y apellido. Yo empiezo.- Anne no podía apartar sus ojos de las recién llegadas, fascinada- Muriel Stacy. Motivada. Solidaria.
—Esas serían mis descripciones si tuviéramos las mismas iniciales.
—¿Rai, quieres continuar?- le cuestiona a su hermana
—Bien, Raizel Stacy.- la rubia fresa se levanta con entusiasmo- Resiliente. Soñadora.
—Raizel es un nombre precioso.- Anne suspira- Siento como si nos hubieran separado al nacer.
El joven de ojos soñadores también estaba fascinado con las dos mujeres, la sensación de calidez que le brindaba la sonrisa de Raizel le recordaba los días frente a la chimenea de su hogar, junto a su padre.
—Ruby está enamorada de...
—Gilbert Blythe.- Interrumpe la mayor
—Global.- se describe con algo de nerviosismo, escuchando los murmullos no discretos de su compañera- Biblioteca.
La menor de los Cuthbert, no dejaba de hablar sobre sus amigos, describiendo el porqué de la elección de palabras.