Capitulo 1: Cuando te conocí...

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El sol le sonríe una vez más a la tierra de Nueva Hyrule, un pueblo pacífico con residencias de estilo antiguo, sus habitantes viven de manera armoniosa tratando de llevar sus vidas de la mejor forma, trabajando arduamente y de manera honesta... bueno, al menos la mayoría.
El mercado más popular se encuentra al centro de la ciudadela, más un alboroto en uno de los puestos perturba la serenidad de la población.
-¡Alto, ahí! ¡Ladrones!- exclamó con furia la dueña de la panadería, mientras salía de la casa detrás de dos bandidos con bufandas azules cubriendo la mitad inferior de sus rostros cargados con sacos llenos de pan y monedas de oro.
Al escuchar dicho escándalo, los guardias de la armada real se acercan a toda prisa hacia el socorro de la robusta dama.
-¿Algún problema, señora?
-¡Esos bandidos se han llevado mi mercancía y parte de mis ganancias!- señaló la panadera con su dedo índice en dirección a los ladrones que yacían corriendo a toda prisa a unos metros de distancia.
-Seguro son "Los Azules", ¡vamos!
       Los guardias siguieron el rastro de los bandidos hasta que los pudieron divisar a lo lejos.
-Creo que están mejorando, Conor- menciona uno de los ladrones con menos cargamento de pan.
-No lo suficiente- comenta estas palabras junto con unos ojos llenos de confianza.
      Los maleantes saltan por unos tubos que sobresalen de los hogares que pasan por uno de los callejones dejando abajo a los caballeros reales.
-Seguro irán por aquel sitio, ¡en marcha!- los guardias corren hacia enfrente para poder alcanzarlos.
Mientras tanto desde las alturas, los dos ladrones se ríen a carcajadas por la ineptitud de los espadachines.
-Si creen que iremos al mismo sitio al que hemos ido otras veces están muy equivocados- exclamó en tono de burla la persona que llevaba menos cantidad de mercancía.
-Seguro, todavía no aprenden que siempre cambiamos de escondite. Toma, llévalo con los demás, iré al bar- Conor entrega el saco con el pan a su compañero.
       -¿Vas a ir a apostar? El jefe te dijo que no te metieras por esos rumbos.
       -¿Qué puede pasar? Además, lo que hacemos ya tiene consecuencias graves.
       -Bueno, si, pero...
       -¡Adiós!- se despide levantando su mano caminando hacia adelante sin mirar atrás.
       Conor fue directo al bar que se encontraba en uno de los rincones más oscuros y escondidos del pueblo, él ya era muy conocido por ir a apostar en juegos de cartas, sin embargo, nadie ha visto su rostro, ya que por ningún motivo se descubriría la cara con su bufanda para que no lo identifiquen en las calles en dado caso de que algo saliera mal.
-¡Otra victoria para el azul!- comenta Conor al tirar una mano completa dejando mostrar un póker de reinas sobre una mesa redonda rodeada por otros 4 jugadores fumando.
-Vaya jugadas nos muestras todos los días, que casualidad que sea solo cuando hay más dinero de por medio- menciona estas palabras el jugador que se encuentra justo en frente de Conor.
-La suerte siempre me acompaña, ¿verdad?- deja mostrando una sonrisa por debajo de la bufanda.
-O estás haciendo trampa, tal vez- al terminar de decir estas palabras levanta su cigarrillo hacia su boca.
-¡¿Qué?! ¡¿Hablas en serio?! Hemos sido compañeros de juego por... cinco años, y me dices que estoy haciendo trampa.
-El negarlo te hace ver más sospechoso.
-Piensa lo que quieras, yo me retiro con el dinero que ya no tienen- deja mostrar una ligera burla mientras agarra los sacos con dinero.
       Al despedirse de sus compañeros, Conor pasa un momento al cuarto de baño, se para frente a un bote de basura y saca unas cuantas cartas de póker de sus mangas para tirarlas.
       -¡Ja! Turistas...- antes de tirar una de las cartas que tenía en su manga, la observa con nostalgia y deja mostrar una ligera sonrisa. Al escuchar que alguien estaba por entrar, guarda la tarjeta que tenía en su mano y sostiene de nuevo el dinero que ganó del juego de cartas.
       Al salir se da cuenta que no había nadie entrando al baño y eso le trajo un ligero alivio, sin embargo no se había dado cuenta que había alguien dentro de uno de los cubículos de los retretes, parecía una persona peligrosa con una cicatriz en el ojo derecho. Al lavarse las manos observa en el basurero que había varias barajas de póker tiradas y en el piso se encontraba una fotografía de una familia conformada por un hombre, una mujer y un niño. Al reconocer al adulto mostrado en ella, el maleante deja mostrar una pequeña carcajada llena de maldad.
       Al pasar el tiempo, Conor llega a una casa modesta pero con un aire acogedor y entra de manera natural.
       -¡Estoy en casa! - exclama dejando caer una cesta llena de frutas, verduras y pan sostenida en sus manos.
       -Hola, cariño- se acerca una hermosa mujer de cabellera castaña y con un vestido de estilo campesino para darle un beso a Conor.
       -¿Cómo te fue en el trabajo de minería?
       -Bien, al fin me puedo quitar esto, siento que me está asfixiando- se retira la bufanda azul que estaba bajo su barbilla.
       -¿Si te sirve para protegerte de la tierra? No quiero que vayas a intoxicarte con arsénico u otro elemento tóxico...
       -No te preocupes, amor- Conor se acerca para darle un beso en la frente.
       -Ya me pagaron- murmulla estas palabras en la oreja de su esposa y le entrega 5 monedas de oro.
       -¡Gracias al cielo! Creí que tendríamos que vender una de las sillas del comedor...
       Conor le agarra las mejillas a su esposa y la mira a los ojos.
       -Cuando nos casamos te prometí que no te iba a faltar nada en la vida, y lo voy a cumplir- Conor se acerca para besar a su esposa hasta que de repente se escuchan pequeños pasos bajando las escaleras.
       -¡Papá!
       Sale de uno de los cuartos un niño de más o menos nueve años, de cabello marrón y ojos azules como los de su madre.
       -¡Link! ¡Campeón! ¡¿Cómo estás?!
       El niño se acerca a Conor corriendo hasta llegar a él y lo levanta rápidamente hasta su pecho.
       -¡Bien! Estuve practicando con el arco como me dijiste.
       -¿Ah sí? ¿Tu mamá te dejó practicar?
       -¡No!- comentó la mujer con tono molesto, enfocando sus ojos hacia Link y Conor.
       Al escucharla, ambos tornan sus expresiones como de un niño siendo regañado por su madre pero sin ningún tipo de remordimiento en lo que hizo.
       -Te dije que le hicieras caso a tu madre- Conor menciona estas palabras en un tono sarcástico y guiñando su ojo izquierdo hacia Link, el cual presenta una pequeña carcajada.
       -Bueno, tengo que irme- baja a Link al piso.
       -¿No vas a quedarte a cenar?
       -Lamentablemente no, necesito volver al trabajo.
       -Pero... me dijiste que iríamos al lago Hylia cuando volvieras, ¡íbamos a jugar!- reclama Link en un tono triste y decepcionado.
       -Tengo que trabajar para ayudar a mamá y tú tienes que quedarte aquí para cuidarla. Protégela y te prometo que iremos al lago tú y yo a pescar unas ricas lubinas para la cena, ¿trato?
        -Sí...- Link menciona esto cabizbajo y un poco triste, y su padre intenta animarlo acariciándole la cabeza con la suficiente fuerza para despeinarle el cabello.
       Al terminar de empacar sus cosas, Conor le da un beso a su hijo y a su esposa, lo acompañan a la entrada de la casa y se despide de ellos agitando la mano, pero una sombra extraña se acerca en dirección a la mujer cuando su marido ya estaba lejos de ellos.
       Al llegar a la guarida de "Los Azules", Conor toca la puerta cinco veces de manera intermitente, la cual es la clave secreta para poder entrar a la guarida de los bandidos.
       -Conor, amigo, ¿en dónde estabas?- exclamó un hombre de complexión robusta sentado en una de las mesas bebiendo cerveza.
       -No es de tu incumbencia...
       -Como siempre el misterioso, sabes que el jefe está enfadado, ¿verdad?
       -Me lo imaginé, ¿en dónde está?
       -Aquí...- se escucha una voz ronca detrás de Conor, un hombre alto de cabello plateado, ojos negros, la típica vestimenta de "Los Azules" y con mirada fulminante y molesta.
       -Te dije que no te metieras con esa gente.
       -¿Y quién eres tú? ¿Mi mamá?
       -Soy el fundador de este grupo.
       -¿Entonces me vas a sacar? Si lo vas a hacer hazlo de una vez, sirve que ya no escucho tus sermones a diario.
       -Al menos hazlo por tu familia...
       Al escuchar estas palabras del jefe, Conor se queda sorprendido a tal declaración, ya que no esperaba que alguna persona parte del clan supiera sobre su familia. En todos lados hubo murmullos de los que escucharon la riña entre ellos dos.
       -¿Quién te dijo eso?
       -No es necesario que alguien me lo diga, con solo ver tus expresiones y hábitos, uno se da cuenta que tienes otro lugar a donde ir...
       Ambos se quedan viendo entre ellos, dejando un momento de silencio incómodo, pero es interrumpido tiempo después por un miembro del equipo que entra bruscamente.
       -¡Tenemos que salir de la ciudadela!
       -¿Qué sucede?- el jefe menciona estas palabras con un tono serio.
       -¡Una de las casas que se encuentra en los límites del lugar se empezó a incendiar y el fuego se está propagando por toda Nueva Hyrule!
       -Tenemos que salir de aquí inmediatamente, salgamos por la parte de abajo y mezclémonos entre la gente, ¡ya saben qué hacer!- ordenó el jefe a todos para que tomaran acciones de inmediato.
       -Tengo que ir por Link y mi...- pensó Conor mientras revisaba sus mangas con la intención de sacar algo pero, al ver que no la encuentra, empieza a revisar en todos lados de su ropa y en el piso preocupado y nervioso.
       Después de quedarse inmóvil un momento pensó lo peor.
       -La fotografía... Oh no...
       Mientras tanto, en el castillo real de Nueva Hyrule reside el rey y la reina, procurando la paz y estabilidad del pueblo.
       Uno de los soldados entra de manera brusca e intranquila hasta quedar frente a los soberanos del reino.
       -¡Su majestades! ¡He venido a alertarles! Al sur de Nueva Hyrule está propagándose un incendio de manera abismal, casi cubre la mitad de la ciudadela, será mejor que salgan de inmediato antes de que llegue hasta aquí.
       -¡No! ¡Las tropas deben proteger a los habitantes! Evacuen a la gente inmediatamente- exclamó con autoridad el rey de Nueva Hyrule.
       -Los guardias de cada punto están guiando y protegiendo a la población, pero ahora queremos asegurar su seguridad, su majest...
       El soldado no alcanzó a terminar la frase cuando la reina se levantó del trono e hizo una pequeña reverencia agachando la cabeza un momento para agradecer al soldado. Sin decir una sola palabra, caminó de manera tranquila hacia atrás de los tronos, la cual estaba cubierta por cortinas rojas de terciopelo. Al atravesarlas, continúa por un pasillo hasta llegar al fondo del camino. Al llegar hasta el final, la reina toca la pared dejando aparecer una pequeña luz entre su mano y el muro. Después de eso, se empieza a abrir un pasadizo hacia afuera del castillo, la reina camina hacia adentro por un camino de mármol hasta llegar a un pedestal rodeado por un manantial y cascadas a los alrededores.
       Al estar en los límites del pasillo, hace una pequeña reverencia igual que antes y empieza a caminar por encima del agua, como si estuviera flotando. Al llegar frente al pedestal, la reina hace una profunda respiración y empieza a orar por el bienestar del pueblo y sus habitantes. Al terminar coloca sus manos de manera cruzada frente a su pecho y empieza a emerger una ráfaga de viento por debajo de ella, levantando unas cuantas gotas de agua hacia arriba. Segundos después, se muestra una esfera de luz de color azul frente ella, el cual se eleva rápidamente.
Inmediatamente se empieza a cubrir el cielo con nubes negras de lluvia y comienza a emerger gotas de agua de ellas.
       En tanto, la población empieza a evacuar el lugar con el aguacero cayéndoles encima de sus ropajes. En sentido contrario, Conor corre frenéticamente y de manera desesperada hacia el lugar donde se encontraba su familia.
       Al llegar, se da cuenta que su casa está completamente destruida, Conor empieza a gritar el nombre de su esposa mientras quita los escombros. Después de un rato, se da cuenta que ella está por debajo de una tablilla, la cual le atravesó por la cintura y su hijo se encontraba a unos cuantos metros de su mujer con un golpe tan fuerte que llegó a sangrarle por la parte de atrás de la cabeza.
       Al encontrar a su familia en tal escena, Conor se deja caer sobre sus rodillas levantando lentamente la cabeza de su esposa y su hijo hacia él dejando derramar unas cuantas lágrimas sobre sus rostros pálidos y ensuciando sus manos de sangre.
       -¡No! ¡Ah ellos no!- gritó Conor hacia el cielo en señal de reclamo, dejando derramar sus lágrimas a través de sus ojos hasta su cuello.
       Así estuvo por varios minutos, llorando y gritando al cielo del por qué les había hecho daño a ellos y no a él, hasta que ya no pudo más.
       Al sentirse cansado, decidió regresar a buscar a los demás con pasos cortos y dejando arrastrar los pies por el suelo, como si no pudiera sustentarse a sí mismo. Al recorrer unos cuantos metros de distancia, empieza a escuchar el llanto de un bebé entre los escombros y cenizas de una de las casas alrededor. Entendió la situación, un pequeño indefenso estaba debajo de todo el caos, y entre dudas, decidió ir a investigar si estaba bien la criatura entre todo el desastre.
       En seguida, encontró a un pequeño bebé envuelto en una manta y al lado la mano de una joven aplastada por una pared de madera que le cayó encima.
       -Debió ser su madre...- mencionó con tono de lamento por el pobre huérfano.
       Elevó al pequeño entre sus brazos hasta poderlo ver mejor, agradablemente, se dio cuenta que tenía un gran parecido a su recién difunto hijo. El cabello era de una tonalidad más clara y sus ojos que a penas se asomaban eran de color azul tan intenso como el mar, al mirar un momento a Conor, el niño deja mostrar una ligera y dulce sonrisa y eleva sus manos en señal de deseo por tocarle el rostro.
       Después de contemplarlo un rato, Conor empieza a llorar de nuevo abundantemente y abraza al pequeñín de manera paternal.
       -Perdóname, te prometo que a partir de ahora, voy a protegerte todo el tiempo que me quede de vida, Link...

Fin del capítulo 1.

The Legend of Zelda: Link's sinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora