Ocho

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-¿Jonny?- Dijo Paul mientas se acomodaba en su asiento de tal forma que le permitiera poder ver al castaño de manera más cómoda
-¿si?- contestó Lennon moviendo su cabeza al lado del pelinegro
-¿me cuentas un cuento?- cuestionó el menor casi en un tono infantil. Para John simplemente fue encantador, se le quedó viendo con una ceja levemente alzada, ahí, enfrente, tenía al gran actor revelación, múltiple premiado y aclamado por todos dentro del entretenimiento para adultos, estaba aferrado a su mano, acurrucado en posición fetal en un asiento de un avión que iba directo a la feria más grande del sexo, donde él, el pequeño y tierno hombre sería una de las figuras centrales.

-¿demasiado patético?- se auto cuestionó el más joven, pues si mirábamos en retrospectiva, primero el no soltarse de las manos, luego acompañarlo a hablar con su novio, muchas palabras melosas fueron escuchadas por el pobre castaño, luego luchar contra los cinturones de seguridad pues no le permitió liberar su mano, después casi le rompe los dedos pues durante el despegue había vuelto a sufrir de un ataque de pánico ¿y ahora esto?

En verdad no sabía cómo John le soportaba tanto, antes de él, el único que se preocupaba genuinamente era Nelson, pero ahí todo tenía sentido, Nelson lo quería, Nelson era su amor verdadero, además, claro, tenía mucho tiempo de conocerse, con John no era así... con John todo vino tan rápido y se daba tan natural...

-joven McCartney aquí tiene su agua mineral con jugo de toronja recién exprimido- irrumpió la azafata
-cla-claro gracias- No se movió de lugar, pero sí volteó a verla y tomó el vaso, estaba un poco desconcertado -...disculpa, en verdad gracias, me fascina el agua mineral con jugo de toronja y en eso estaba precisamente pensando...- sonrío divertido -pero... no recuerdo haber pedido nada- contestó amable
-son instrucciones del señor Lindenman- sonrío la chica
-sí, cómo no imaginarlo- contestó Paul aún confundido entre dientes, haciendo que su sonrisa se torciera un poco ¿acaso su novio le tenía planeado cada segundo? Esto antes no le había molestado o incomodado, pero curiosamente hoy le comenzaba a parecer demasiado.

-señor Lennon ¿le puedo ofrecer algo? Lo que sea, estoy aquí para cumplir sus caprichos- preguntó la azafata al otro hombre, en un tono evidentemente sugerente. John ni siquiera se percató de que le hablaban a él, estaba concentrado viendo el perfil de su compañero de viaje. Por otro lado el que no lo pasó por alto fue pelinegro, y si bien algo en su interior le molestó, pues se soltó de inmediato de la mano del castaño, no dijo nada.
-¿señor Lennon?- insistió la mujer
-¿Paul?- habló el castaño ignorando olímpicamente a la azafata, no lo había realizado a propósito, sólo no la hacía en este mundo, lo único que le preocupaba era el porqué el pelinegro se soltó, así sin más, la sensación negativa fue tanta, que un extraño hueco se colocó en su estómago:

-John te habla Lilia- agregó Paul intranquilo, mientras jugaba con el vaso que tenía entre sus manos
-¿si?- volteó a ver a la chica forzado, no quería despegar sus ojos del bonito rostro de Paul, la mirada tierna que poseía hace a penas unos segundos se transformó en una de fastidio, lo que hizo que la chica se intimidara involuntariamente
-so... so... solo le preguntaba si podía hacer algo por usted-
-sí, por supuesto- contestó con una falsa sonrisa
-dígame, estoy a sus servicios- sonrío ella
-¿podrías sólo irte?- agregó seco
-claro- avergonzada se retiró. El pelinegro dejó el vaso en la mesa que tenía enfrente después de casi terminar por completo el contenido del mismo, luego se volvió a acomodar como si fuese un pequeño infante y fijó su mirada en el castaño, para nada le parecía grato la forma en que trató a la azafata, si bien, a el mismo la pobre chica no le había simpatizado en lo más mínimo, la forma de hablarle le pareció  innecesariamente descortés:

-no me mires así, es molesta- contestó John, pues solo le fue necesario leer el semblante del más pequeño para entender lo que le cruzaba por la cabeza
-Solo hace su trabajo- le respondió mientras suspiraba, parecía cansado
-¿aún quieres el cuento?- cambio hábilmente el tema, mientras ahora era él quien acomodaba su cuerpo de lado para quedar de frente al de cabello azabache
-sí- sonrío sin abrir sus hermosos ojos -pero sigo un poco molesto, Jonny todas las personas merecen respeto, todas y cada una- frunció sus dibujadas cejas
-es molesta...-
-aún así-
-bien, solo por ti, intentaré seré amable- dijo mientras levantaba su mano derecha en señal de juramento, luego se sintió estúpido pues Paul estaba con los ojos cerrados y no podía verlo
-para que tenga validez necesitas levantar tu...- dijo el menor abriendo sus ojos y topándose exactamente con lo que planeaba pedir, eso lo hizo recuperar su tan clásica sonrisa. Sin darse cuenta y cómo comenzaba a ser habitual se perdieron en la mirada del otro, fue Paul quien en esta ocasión rompió con el contacto y es que la sensación que le recorrió la columna vertebral lo hizo sentirse raro:

Wash off my sinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora