Capítulo 10.

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¿Por qué? ¿por qué mi vida está llena de desgracia? ¿qué hice mal en esta vida? ¿qué es este karma que pago?

Con esas preguntas existenciales hostigaba Ezarel a Gardienne, a medida que caminaban hacia la cita con Purriry.

La humana lo miró desdeñosa, el hombre no paraba de hacer un digno drama shakespeariano para evadir ir a verla modelar su vestido de dama de honor.

- Deja de exagerar, sólo voy a probar si me queda o si necesito ajustes- los regañó tirando de su coleta, arrancándole un quejido desafinado - no pude ir con las chicas porque eres un pesado arruina momentos.

Él solo se encogió de hombros con tonos burlescos.

Atravesaron la densa multitud de ahorristas buscadoras de ofertas para lograr ingresar a la corriente de compradoras compulsivas que visitaban la tienda de Purriry. Esquivaron manotazos, telazos y empujones, por suerte sin preocuparse por perder de vista el uno al otro, ya que una de las pocas ventajas del ligamento, era ser inseparables en estas situaciones.

Finalmente lograron salir de aquel sofoco de pieles y sudor. Vieron a la gata modista correr con apuro ante la inmensa cantidad de clientes, se notaba la falta de ejercicio, jadeaba sin aire. El elfo la cazó del abrigo para detenerla.

- ¡Oye!- rugió ella arrugando su hocico y sacando las garras, de inmediato la dejó caer- me ha costado 20.000 maaná- sacudió su felpudo preocupada.

- Ella tiene una cita contigo- dijo apuntando a Gardienne con la cabeza. Le tendió su turno, y del apuro y el estrés le arrancó el papelito de un zarpazo, dejando en su mano tres líneas rojas. Ardían tremendamente, con disimulo se tapó la herida y la sopló. En cuanto volvió a dirigirse a él, ya que, tenía este reflejo de checarlo cada dos segundos, notó un cambio en su mirada. Reconoció esa mirada de hastío que le sabía dedicar a ella, solo que esta vez, era para Purriry ¿acaso quería defenderla? pff, estoy loca pensó para si, hasta que vio a su jefe tomar en modo defensivo su cinturón de pociones.

- ¿Qué haces?- le susurró tomando su brazo. Él observó con detenimiento su mano que lo contenía antes de apartarla con una mueca extraña y dudosa. 

- Es el vestidor veintitrés, llámame cuando estés lista- le indicó veloz y volvió a correr seguida por asistentes Purrekitos.

Unos pasos más tarde llegaron al  vestidor, ella se metió encontrándose el suave vestido de encaje colgado en una percha con la etiqueta "Gardienne".

- Hazlo rápido- dijo el elfo desde afuera.

- Hizli rípido- le burló y descolgó la prenda para colocársela.

Dejó esperando a su compañero al menos, media hora.

- ... ¿puedes llamar a Purriry? no entiendo como se pone- pidió tímida tras la cortina. Ezarel miró a la modista en modo multitasking corriendo de un lado a otro, hizo una mueca desaprobatoria.

- No creo que pueda...- contestó, le echó un vistazo a su reloj de bolsillo con apuro - ponte presentable, voy a entrar.

- ¿¡Eh!?- chilló.

La desnudez de su espalda lo dejó mudo. No sabía si era la caída de su pelo sobre la columna, lo tersa que lucía su piel o aquellos dos hoyuelos sobre su cadera, que no lo dejaban mirar hacia otro lado, y reconcentrarse a lo que entró a hacer. Ella lo miró sobre el hombro desdeñosa y resignada.  

- Se me cae, no entiendo- explicó sosteniendo la parte delantera como si de su vida se tratara. El ligero vestido de espalda abierta colgaba de su agarre como una sábana de encaje, no se aferraba a la curva de su cintura ni a la forma de su caja torácica.

Un calor traidor y poco decoroso invadió su rostro, haciendo relucir sus mejillas de color rosa.

- Date vuelta- pidió inspirando y exhalando profundamente por la nariz, oyendo los latidos de su corazón en las orejas - esta ropa usa hechizos para prenderse a la piel, tienes que empezar aquí- presionó el inicio del escote contra su pecho, una luz se iluminó brevemente - luego continuas todo el borde- indicó marcando el dobladillo, y volvió a salir casi con la mitad de la oración en la boca. 

Al poder respirar el aire fresco, tocó con el dorso de su mano sus propias mejillas tibias ¿Qué me pasa? pensó para si algo molesto.

- ¿Qué tal me queda?- preguntó saliendo del vestidor. Le dedicó una mirada indescifrable de arriba a bajo.

- Aunque la mona se vista de seda...

Ella volvió a entrar molesta. Oyendo las risas del elfo afuera, meditó brevemente sobre su propia reacción ¿en serio quería que le dijera algo lindo? palmeó su propio rostro contrariada. 

Luego de que Purriry se jactara de sus habilidades modistas, ya que la prenda quedaba a la perfección, pudieron retirarse del lugar.

Hartos de la condenada vida de ratas de laboratorio, volvieron a la sala de alquimia a terminar los quehaceres.

Como cada día, Gardienne buscó entre los cientos de libros aquel tomo que venía estudiando desde que lo trajeron "Las platas eldaryanas y sus usos I". Pasó de largo los concisos tomos de lingüística para finalmente tomar el suyo.

De pronto se detuvo. Frunció el ceño, a la vez que se llevaba a la mano a la boca.

¿Los libros de lingüística?

- Elfo...- musitó con un poco de pavor en la voz.

- ¿Qué?- preguntó él checando su libreta a su lado.

- ¿Estos los trajiste tú?- apuntó al estante. Él abandonó sus notas para checar lo que pedía.

Hizo una mueca de desconcierto.

- No...- se sobó la barbilla. Luego de unos segundos se percató de lo que aquello significaba. Observó con recelo a sus alrededores. Meditó un poco - Kero...- musitó considerando la posibilidad, él también tenía una llave maestra, además de que sabía sobre las falencias lingüísticas de la humana.

- ¿Qué hacemos?

Recogieron los libros para cruzar la sala de las puertas. Ingresaron a la biblioteca en silencio, él la codeó, apuntando al bibliotecario con la mirada.

- ¡Kero!- lo saludó con una radiante sonrisa - muchas gracias por los libros- dejó la pila sobre la mesa.

De inmediato el unicorno dejó sus lecturas para llevar su atención a hacia ella, y dedicarle una mirada desaprobatoria.

- ¿Cuántas veces tengo que decir que no pueden llevarse libros sin anotarlos?- los regañó y procedió a checar el estado de los números.

El desconcierto fue inminente.

Juntos. (Ezarel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora