Luego de limpiarse el poco de moho de sus dedos contra su pantalón, le dirigió una amplia sonrisa a su compañera.
- Bueno, no dejes que te arruine la vida, de eso me encargo yo- la codeó para despabilarla de sus preocupaciones. Logró sonsacarle una risita, le encantaba hacer eso.
No sabía si era ese traje en particular, o el reflejo de las llamas en su rostro que la absorvían en él.
Bajo su concentrada mirada el elfo se sintió incómodo, dejaba su mente en blanco, bloqueando todas las idioteces que pudieran salir por su boca. Sus orbes lilas tenían una poderosa magia, una vez que se clavaban en él, Ezarel solo podía corresponder.
Se volvía complicado verlo como su jefe idiota, cada vez ese odio se disipaba más, siendo reemplazado por una ligera sensación de... ¿querer? Hasta le agradaba, era un idiota, pero uno bueno.
- Creo... creo que te quiero- dijo sin pensar, como conclusión de sus pensamientos.
El elfo solo la contempló perplejo. Procesando lo que acababa de escuchar ¿quiero? ¿quiero de querer? ¿quiero de quiero matarte o algo así?
- Yo...- tartamudeó sin poder reconocerse. Un sonrojo trepó sus mejillas, se rascó la nuca nervioso ¿por qué le faltaban las palabras?
- Es decir, un poquito, así- se explicó ella señalandolo con los dedos. Unos pocos centímetros de espacio entre su pulgar e índice.
- Bueno... yo...- meditó él en el momento transtabillandose con sus palabras -... no te odio... supongo.
A ella se le escapó una mueca de burla. Antes que pudiera decir nada sus pompis fueron chocadas por las pompis del vampiro, quien como siempre, aparece desde el aire mismo.
- ¿Qué tal?- los saludó casual, quitándose de la mejilla una marca de labial fucsia.
- No mejor que tú supongo- bromeó ella. Miró curiosa las manos del elfo en sus hombros, quien la había recibido al ser empujada por Nevra. No le molestaba, es más, lo dejaría pasar.
Antes que Nevra pudiese bromear al respecto, sus pompis fueron chocadas por las de su hermana.
- ¡Hermano!- le exigió agarrandolo de la mano - ¡hagamos el arco! ¡vamos!- dijo arrastrandolo hacia un cúmulo de gente que se concentró frente a ellos. Estaban haciendo fila en pareja, y tomándose de las manos, uno frente al otro, armaban un techo para que la pareja recién casada pasara por debajo.
Gardienne contempló con desorbitante ilusión el movimiento. Ella quería ir. Tenía que ir. Era su deber.
Al notar sus intensas ganas de formar parte, el elfo suspiró profundamente y tomó de su mano, provocándole un escalofrío a ambos.- ¿Qué esperas?- contestó él a su sorprendida mirada - ¿quieres ir o no?
Todo su rostro se inundó de alegría, y de un tirón lo arrastró hacia el arco que se formaba.
Sorprendentemente, tomados de la mano durante la noche, se divirtieron un montón.
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Juntos. (Ezarel)
Fiksi Penggemar¿Gardienne? el anticristo de Ezarel. Ninguno de los dos miembros absenta se soportan. Sus pleitos sobrepasan los límites de lo aceptable, creando disturbios a lo largo y a lo ancho del C.G. Con el fin de llevarse mejor, se ven sometidos a un castig...