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Estaba en un mini-jardin sentada en un  banco que había detrás del hotel cuando pensé cuando fue la primera vez que empecé a destruirme la vida. Estaba sumergida en mis pensamientos cuando Evan apareció detrás mía y se sentó a un lado del banco.

-¿Cómo te fue la terapia con mi padre?- la verdad es que quería hablar con él, pero no sabia de que manera comenzar.

-Bastante normal y aburrida como cada vez que voy.- y empezó a reírse a lo bajo.

-Vaya mierda.

Fuimos a mi cuarto una media hora después y estuvimos escuchando música y jugando a las cartas, estuvimos hablando de los tipos de música que nos gustaba, hasta que apareció mi padre.

-¡Evan! Te he dicho que no puedes estar paseandote por el hotel.- y era verdad, mañana tendríamos invitados, a nadie le gustaría ver a un chico paseándose por los pasillos.

-Sr. Conroe solo estábamos escuchando un poco de música, nada extraño.- decía mientras se levantaba y iba directa hacia mi padre, Evan era mucho mas alto que mi padre, mediría 1.87 cuando mi padre no llegaba ni al 1.70.

-¡Solo estábamos hablando!.- dije mientras me levantaba y me ponía al lado de Evan.

-Nada, ¡a fuera!, no te quiero ver mas por aquí, ya hablamos mañana a la misma hora.- dijo mientras habría a un mas la puerta y le invitaba a salir.

Una vez que se había ido obedeciendo me tiré en la cama escondiendo mi rostro.

-Cariño, el tiene problemas muy grandes, no hizo nada bien en su pasado, estoy sacando tiempo para darle aunque sea consulta tres veces a la semana, porque de verdad lo necesita.

-Era solo música.

-Creeme no te conviene.

-¿Que es lo que hizo?.- ya estaba harta del mismo tema todo el día, necesitaba respuestas.

-Su madre me pidió que por favor le diera consultas, así que yo se las doy, lo único que sé es que ese niño no esta muy bien de la cabeza.- dijo mientras salía de mi habitación y decía a las nueve es la cena.

Estábamos cenando cuando mi padre y mi madre me miraban durante un buen rato hasta el momento de sentirme incómoda.

-¿Qué pasa?.- Dije mientras me llevaba un trozo de hamburguesa a la boca.

-Tu padre y yo hemos decidido que le puedes poner nombre al hotel, mañana lo abriremos y nos gustaría que todo este perfecto.- lo decían mientras se cogían de la mano como un matrimonio notablemente feliz.

-Mmm pues había pensado en un nombre, Hotel Blackspiders. Mientras removía ensalada del plato lo pensé mejor.- Hotel Dumort.

-Hija, no creo que a los turistas les guste mucho ese nombre.- dijo mi madre frunciendo el ceño.

-¡Al reves! ¡Les encantará! ¿Aquien no le gusta un hotel misterioso, que esconda algo terrorífico?.-mi padre se había levantado y estaba recorriendo la sala pensativo.

-Pues ya esta hecho, ¿no?.- cogí mi plato y lo deje en el fregadero, me despedí de mi madre y me acosté en mi habitación. Por la noche, a las 7 de la mañana me desperté con frío, fui directa al baño, encendí las luces y me miré en el espejo, durante unos minutos estuve ahí sin reaccionar pero de repente las luces se apagaron, empecé a gritar y a intentar mover el pomo de alguna manera que se pudiera abrir la puerta para poder correr hasta mi habitación a esconderme debajo de las sabanas de mi cama, cuando ví a alguien detrás mía, estaba corriendo intentando atraparme, tenia todo el cuerpo tapado con látex negro y no podía reconocer su cara. Llegué como pude a mi habitación, echándole el cerrojo y respirando profundamente TODO HA PASADO, me quedé dormida pero a los diez minutos mi madre me despertó diciendo que tenia que ir al instituto.

-Mierda.- dije.

-Mejor que llevar un hotel sin tener idea de como mierda se lleva un hotel es.- dijo mientras salia por la puerta alzando su brazo y levantando sus dedos -5 minutos te doy jovencita.

Me vestí cogí el desayuno y fui directa para la escuela cuando me encontré a Evan acercarse a mi.

-Mi padre no quiere que nos veamos, tengo que ir al instituto ahora.- dije mientras me llevaba un mechón de pelo detrás de la oreja.

-El instituto es una mierda.-Nunca había estado mas de acuerdo con nadie.

-Además, ahora no estamos solos en tu cuarto, ¿verdad?.

-Tengo que ir al instituto, enserio, es mi segundo día.

-Podrias quedarte aquí conmigo. Lo miré detenidamente, le hubiese dicho que no, que me importaban mis estudios y que tenia que prepararme para el futuro pero hubiese mentido, así que cogimos y nos fuimos al sótano del hotel donde ahí nadie nos vería.

Esa mañana fue uno de los pocos días en los que había estado feliz, alguien me había hecho feliz. Me encantaba Evan, su forma de ser, sus ojos profundamente negros, su pelo rubio alborotadado,  todo en el era perfecto, nunca en mi vida había estado tan identificada con una persona y como dice en su camiseta, NORMAL PEOPLE SCARE ME.

Hötel DumörtDonde viven las historias. Descúbrelo ahora