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Raramente los días siguientes de su encuentro con Jungkook se había topado muy a menudo con él, en una cafetería, en el banco, en el supermercado y en el metro. Creía que era una muy mala jugarreta de la vida y lo era. Porque cada vez que lo veía eran escasas las veces que Jungkook le devolvía la mirada, parecía que el único que sabía de su cercanía era Jimin. Karma, suponía.

Porque antes era Jungkook quien rogaba por un segundo de choque de miradas y ahora era Jimin quien lo hacía.

Porque cuando sabía que estaban a centímetros juntos su estómago era una percha de mariposas.

Y aquellas mariposas le mareaban, le hacían ver en su novio los ojos de Jungkook, hacía qué buscara en su rostro los lunares que alguna vez beso en la piel de Jungkook. Lograba que al verlo desde su cama quisiera ver a Jungkook.

Después de todo, Seulgi tenía razón.

Lo había admitido hace un par de días cuando mientras lo besaba se imaginó besando a Jungkook.

Porque en su novio había buscado aquello que hace mucho había rechazado, buscaba en Ian a Jungkook. Tal vez, por eso, era que se aferraba tanto a Ian.

Suspiraba cansado apoyando su cabeza en la ventana, preguntándose por qué las cosas se habían puesto un poco más difíciles estos días, es decir, la infidelidad evidente de su novio hacia él la había sabido sobrellevar bastante bien, había podido fingir una sonrisa y buen humor frente a él, pero ahora ya no podía; porque en su sonrisa torcida veía la traición de aquella noche y en cómo está se había extendido por más madrugadas, ahora las peleas eran recurrentes y un par de flores rojas no solucionarían nada. Nunca debieron solucionar algo, después de todo, ni siquiera eran sus favoritas.

Se dio cuenta, entre los viajes de bus o metro que suele tomar a las seis de la mañana y seis de la tarde, que era muy infeliz. Demasiado. Su corazón suspiraba desesperanzado y triste siempre.

La presencia de Jungkook nuevamente en su vida le había mostrado los pedazos de corazón que le rodeaban. Los pedazos de lo miserable que se sentía.

Jungkook había puesto su mundo de cabeza y le hacía empezar cuestionarse todo.

No sabía por qué.

Posiblemente porque su presencia era lo que le recordaba todo lo que era y lo que fue. Su presencia le recordaba cómo años pasados por los fantasmas de sus traumas le habían hecho fracasar con alguien que en verdad había amado, mucho. Cómo había sido alguien solitario durante esos años y que solo lo había tenido a él, durante las noches saliendo al parque cercano y comiendo comida chatarra mientras las estrellas no parecían asomarse.

La presencia de Jungkook solo le recordaba lo roto que estaba y que necesitaba buscar ayuda para resolver todos los problemas internos que cargaba.

La presencia de Jungkook solo le recordaba lo roto que estaba y que necesitaba buscar ayuda para resolver todos los problemas internos que cargaba

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Más de lo que fue ♥︎; kookmin au [Más que eso II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora