CAPÍTULO 1.
Había llegado el último día lectivo de la semana o al menos para los estudiantes. Es viernes y aunque todos los adolescentes a esta edad nos emociona que llegue este día yo no le veo ninguna pizca de emoción, al fin y al cabo era un día más. El despertador de mi móvil sonó a la misma hora y eso, ni el viernes podía evitarlo. Estiré mi brazo con cansancio para conseguir apagar el dichoso sonido. Me encontraba realmente cansada hoy, no había pasado buena noche ni había conseguido dormir más de cuatro horas por culpa del maldito y eterno trabajo de psicología que había tenido que terminar. No por cabezonería si no porque la entrega era mañana, contaba para el cincuenta por ciento de la nota y yo no había tenido nada de tiempo para hacerlo en el transcurso de la semana. Una agenda bastante complicada y completa, se podía decir.
- Harper.- murmuró Abby, mi hermana pequeña mientras se removía entre las sábanas. Últimamente se había acostumbrado a dormir conmigo, no era capaz de soportar sola - bueno, relativamente sola, ya que compartía cuarto con nuestros hermanos. - por culpa de las pesadillas que noche sí y noche también estropeaban sus sueños. Todas ellas como consecuencias de la maldita película de payasos que Zareb, mi estúpido mejor amigo, les había puesto el finde semana pasado.
Giré mi cabeza para enfocar mi vista en ella. Incorporé un poco mi cuerpo en la cama para poder mirarla mejor.
- Buenos días, nena. - besé su frente con cariño.
- No quiero ir a clase. - volvió a darse la vuelta, con la intención de seguir durmiendo. A sus cinco años, había conseguido aprender y asumir, que nunca le llegaría a gustar levantarse temprano y menos para ir al colegio.
- Empieza el fin de semana y sé que estás cansada, yo también lo estoy. - admití. - Pero tienes que ir. Anda, puedes quedarte unos minutos más mientras yo despierto a tus hermanos.
No me esperé su respuesta, estaba convencida de que ya había vuelto a sumergirse en el mundo formado por sus sueños. Salí oficialmente de la cama para dirigirme a la habitación de los gemelos, la cual se encontraba contigua a la mía y donde, en realidad, debería encontrarse Abby también. Di dos golpes en la madera de la puerta antes de entrar para anunciar mi llegada. Toda la habitación estaba sumida en la penumbra.
- Buenos días chicos. - lo primero que hice fue dirigirme hacía la persiana, subiendola de golpe. No hubo respuesta por parte de ninguno de los dos. - Son las siete de la mañana y como no estemos todos desayunando abajo a las siete y media llegaremos tarde y sabéis perfectamente que yo no me puedo permitir llegar tarde. Sed un poquito solidarios con vuestra hermana mayor y no me habías rogar tanto, por favor os lo pido. - les dije acercándome a sus literas. No conseguí ninguna respuesta de su parte. - Un aviso más y no hay desayuno. - al decir eso, dos cabezas iguales se alzaron y dos pares de ojos oscuros idénticos a los míos se enfocaron de manera desorientada en mí. Las semejantes facciones faciales de mis hermanos gemelos se encontraban todavía presas del sueño, con marcas de la almohada. - Ya era hora de resucitar. - les regalé una sonrisa, acariciando sus cabellos revueltos.
- Buenos días. - respondió Ashton sin ninguna gana desde la parte superior de la litera. - Eddy, muévete tú primero al baño. Hoy te toca a ti.
- Jopetas. - se quejó su gemelo de forma tierna ante mis ojos. La herencia de esta familia era ser dormilones, de eso no cabía duda. - Buenos días, Harper.
- Espero que hayáis dormido muy bien chicos. - me aproximé a su armario. - Me da igual como lo hagáis, pero ya podéis empezar a moveros para ir al baño. Yo dejaré la ropa aquí e iré a despertar por segunda vez a vuestra hermana. - saqué dos pantalones vaqueros distintos, uno de color azul y otro negro junto con unas sudaderas - también de diferentes colores. -, azul para Eddy y amarilla para Ashton. Algo que odiaban ellos era vestir iguales. Por último saqué del cajón las botas de cada uno. De la ropa interior y los calcetines se encargaban ellos. - Listo chicos, cuando terminéis a la cocina. - dije justo antes de que ambos salieran en dirección al baño. Nunca había llegado a comprender para qué ponían turnos, al final siempre acababan haciéndolo todo juntos.
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Cómplices. (PAUSADA)
Teen FictionACTUALMENTE EN PAUSA. La vida de Harper Simmons siempre ha sido tranquila, pero a la vez llena de complicaciones. Ha tomado desde que tiene consciencia y edad las cargas familiares, en todos los sentidos de la palabra, como un problema suyo, algo qu...