Capítulo 5.

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Capítulo 5.

Cuando despierto a la mañana siguiente, Zeila se encuentra abrazando mi almohada mientras ojea su teléfono distraídamente.

- Buenos días. - murmuré con la voz algo ronca, pasándome las manos por el rostro.

- Buenos días, zorrita. - sonrió dejando el móvil a un lado para mirarme a mi. - Estaba a punto de despertarte, muero de hambre.

- Sabes que puedes bajar a la cocina y coger lo que quieras, no tienes porqué esperar por mi.

- Lo sé, pero prefiero que lo prepares tú, a mi me da pereza. - respondió levantándose de la cama.

La seguí segundos después, saliendo de entre las sábanas y acercándome a la ventana para subir la persiana y correr las cortinas, dejando que la luz solar entrase en mi habitación.

- ¿Tu madre estará despierta? - me preguntó Zeila mientras recogía su cabello alborotado en una coleta mal hecha, sin molestarse antes en cepillarselo.

- Supongo que sí, son casi las once de la mañana. Mis hermanos también estarán desayunando. - respondí mirando la hora en mi móvil con ligereza, dejándolo después encima de mi escritorio. - Venga, vamos. - pasé por delante de ella para abrir la puerta y salir al pasillo.

La puerta de mis hermanos se encontraba cerrada, pero podía escuchar sus voces desde la segunda planta, por lo que supuse que la que continuaba durmiendo era Abby, la cual como siempre aprovechaba al máximo los fines de semana para hacerlo, sabiendo que nadie ire a despertarla pronto porque no tenía ninguna obligación que cumplir.

Con Zeila siguiendome, ambas bajamos las escaleras hasta llegar a la cocina, donde mis hermanos ayudaban a mi madre a poner la mesa para poder desayunar.

- Buenos días. - sonreí acercándome para besar la mejilla de mi madre, la cual me abrazó con cariño. - ¿Llegaste muy tarde anoche?

- Lo normal, no te preocupes. - respondió, pero las marcadas ojeras que tenía no me dejaban hacerlo. - Zeila, no sabía que te habías quedado a dormir. - se dirigió a mi amiga con una sonrisa, dándole otro abrazo. - Hace mucho que no te veía por casa.

- Intentaré venir más seguido a verla. - sonrió la morena, besando su mejilla. - Buenos días, pequeñajos.

Mis dos hermanos se acercaron a ella para abrazarla, muy felices por su presencia. Hicieron lo mismo conmigo después.

- ¿Qué estás preparando? - pregunté mientras cogía tres tazas y servía el café recién hecho en ella. - ¿Leche y tres de azúcar, no? - miré a Zeila, quien asintió sentada en uno de los taburetes. - Aquí tienes. - se la coloqué delante. - Mamá. - le entregué la suya antes de tomar un trago de la mía.

- Ayer me dieron dos propinas bastante géneros y me he levantado esta mañana para ir al supermercado y comprar ingredientes para hacer unas tortitas. - respondió mientras vertía con un cazo la masa en la sartén. Fruncí el ceño. Las propinas que tanto mi madre como yo ganábamos siempre las gurdabamos en un bote de cristal escondido en el armario más alto de la cocina, para tener algo de dinero en caso de emergencia y que se lo gastara teniendo como en la nevera de sobra para hacer cualquier otro desayuno, era extraño. - No me mires así, tenía antojo de dulce cuando me levanté esta mañana. - se encogió de hombros.

- ¿Mamá, te ha contado Harper que ayer tuvimos nuestra primera fiesta?  le comentó Eddy con ilusión, mientras dejaba los platos y cubiertos sobre la mesa.

- ¡Fue alucinante! - exclamó Ahston con una gran sonrisa, tomando asiento al lado de Zeila.

- Me alegro de que os lo paséis bien, las fiestas siempre suelen ser divertidas. - respondió mi madre. - ¿Vosotras que tal, chicas?

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⏰ Última actualización: Feb 14, 2022 ⏰

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