CAPÍTULO 2.
- ¿Podemos cenar pizza? - preguntó Ashton mientras entrábamos en casa. Mi turno había acabado a las siete y no había tardado mucho en llegar a casa de la señora Jeffers, la amable vecina que se encargaba de ellos durante el pequeño espacio de tiempo en el que mi madre se iba al trabajo y yo regresaba del mío, para recogerlos.
- ¡Si,si,si! - empezó a exclamar Abby efusivamente, aplaudiendo con sus pequeñas manitas. Negué con la cabeza mientras dejaba mi mochila y la de los niños en la entrada.
- No vamos a cenar pizza, no es domingo.
Era una traición nuestra o más bien de nuestro padre, el hacer pizza casera los domingos y disfrutar de una cena divertida en familia. Por desgracia, el concepto de familia que aportaba esa idea, se había debilitado al no contar con todos los miembros que la formaban.
- ¿Y no podemos cambiar el día del domingo a hoy? - Eddy se sumó a sus hermanos.
- ¿Te refieres a cambiar el día de la semana, algo así como el lugar? - Ashton frunció el ceño con confusión. Su gemelo asintió con una sonrisa.
- Así, detrás del jueves iría el domingo y podríamos descansar porque los domingos no hay cole y después, tendríamos sábado. - explicó su argumento.
- ¡Que buena idea! - Ashton pasó su brazo por los hombros de su hermano, sonriendo. Abby, que no había entendido mucho, también festejaba. - ¿Podemos hacer eso?
- No, no se pueden cambiar los días de la semana. Dejad de decir tonterías.
En la cocina, saqué de las bolsas que me había dado la señora Jeffers, un par de tuppers llenos de comida. No teníamos tantas carencias en sentido alimenticio, pero a nuestra vecina le encantaba cocinar y sabiendo que nosotros éramos muchos y tanto mi madre como yo carecíamos a veces de tiempo para hacer una comida decente, ella se encargaba de ahorrarnos tiempo y en parte, dinero.
Sentí a mis hermanos detrás, seguro sentados en los taburetes que rodeaban la mesa de la cocina.
- ¿Qué deberes os han mandando para el fin de semana? - pregunté mientras guardaba lo que no comeríamos esta noche en el frigorífico. Me fijé en que también nos había enviado un tupper lleno de galletas caseras.
- Yo tengo que hacer una historia para clase de Literatura. Me han puesto una frase que debo continuar hasta por lo menos llenar una hoja entera por las dos caras. - comenzó Eddy, después suspiró. - Y también más divisiones.
- Yo he hecho las divisiones en casa de la señora Jeffers, así que solo tengo que hacer la historia. - murmuró Ashton. - ¿Y tu que tienes Abby?
- Yo tengo que hacer sumas, pero es que son muy difíciles. - me giré para mirarla, efectivamente, tenía un puchero en sus labios. - ¡Y tengo que hacer un collar de macarrones! - rápidamente la pena de no saber sumar fue remplazada por la alegría de juguetear con macarrones.
- Yo puedo ayudarte con las sumas. - se ofreció Eddy, pero los planes eran otros.
- No, Ahston ayudará a Abby con las sumas y yo a ti con las divisiones, de mañana no pasa el que aprendas a hacerlas. - asintió conforme. - Después, por la tarde ambos haréis vuestra historia y yo ayudaré a Abby con su trabajo de manualidades.
- ¡Bien! - Abby abrazó mis piernas con cariño. Acaricié su cabeza con una sonrisa.
- Ahora, id poniendo la mesa que vamos a cenar. - ordené para después alejar a Abby suavemente y girarme para calentar unos filetes de pollo y unas patatas fritas.
ESTÁS LEYENDO
Cómplices. (PAUSADA)
Teen FictionACTUALMENTE EN PAUSA. La vida de Harper Simmons siempre ha sido tranquila, pero a la vez llena de complicaciones. Ha tomado desde que tiene consciencia y edad las cargas familiares, en todos los sentidos de la palabra, como un problema suyo, algo qu...