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Raquel

¿Sabes? A veces me arrepiento de conocer a gente tan pesada como lo es justo ahora Daniela.

¡Ha levantado mi brazo y ahora todos me miran a mí! ¿Qué le hice yo a Dios?

Muerdo mi labio inferior, evadiendo las ganas de gritarle de todo a esa loca. Mi mirada está clavada en ella como si así pudiera asesinarla. Daniela me dedica una sonrisa inocente, antes de convertirse en una traviesa.

—¿Raquel? —la varonil voz de Artemis es lo único que se escucha en el aula. Siento mi piel erizarse mientras un escalofrío recorre mi columna vertebral.

Siempre que lo escucho me dan ganas de pecar.

Su tono destila seriedad, una seriedad demasiado sexy. Tanto que me lo imagino ordenándome cosas suci...

No.

Mi garganta se seca, causando así que, a la hora de buscar mi voz para contestarle, no logre encontrarla.

Todos están sumidos en un incómodo silencio y, a pesar de no poder escucharlas o verlas, se sentían las preguntas en el ambiente; ¿se sabe su nombre? ¿Por qué? ¿Se conocen?

Y más.

—Eh —al fin logro decir algo —. Yo no...

—Ven —la voz de Artemis corta mis palabras, poniéndome aún más nerviosa. La frialdad con la que me mira da miedo y siento que todo el mundo se me viene encima. No entiendo a los hombres, pero menos entiendo a mi cuerpo al reaccionar de este modo ante él.

Trago saliva antes de levantarme, procurando calmar las reacciones involuntarias de mi cuerpo. No puedo negarme a alguien tan imponente como él... simplemente, no. Me siento como una rata delante de una jirafa.

Y la jirafa puede pisar a la rata.

¿En serio, Raquel? ¿Una jirafa y una rata?

Obligo a mis piernas a caminar hacia Artemis, aprovechando el tiempo que pierdo en ello para prepararme física y mentalmente.

Suelto una bocanada de aire disimuladamente mientras mis pies me dejan plantada delante de la estufa andante.

—¿Tienes claro qué quieres estudiar? —pregunta él, intimidándome al instante.

Estoy caliente, primer aviso.

Carraspeo, concentrándome en el hombre el cual me confunde como nadie lo hizo antes.

—Pues sí —es lo único que se me ocurre decir. No quiero hablar con él, y mucho menos después de lo que pasó la última vez que nos vimos.

Joder, mis piernas tiemblan solo de recordarlo.

Todos sueltan a reír, cosa que no entiendo. ¿Qué les hace gracia? ¿Que me esté muriendo por dentro? Pues vaya pandilla de desgraciados.

—¿Ah, sí? —pregunta mientras su mandíbula se endurece, captando por unos segundos mi atención. Avanza un paso, rompiendo las debidas distancias —¿Y para qué levantas la mano?

Creo que se le ha olvidado que está en una clase llena de gente. Gente la cual es chismosa y haría que toda la ciudad se enterara en menos de un día.

Todos observan con atención, incluyendo a la profesora. Pero eso a él no parece afectarle. Nada parece afectarle. ¿Por qué yo no puedo ser así?

Artemis, me das envidia.

—Es que mi brazo se descontrola a vece...

—Raquel —la maestra llama mi atención al darse cuenta de las tonterías que mi boca está soltando —. Será mejor que vuelvas a tu lugar.

Sonríe falsamente. Agradezco por primera vez que esa mujer me tenga tanto odio.

—Concuerdo —vuelvo a posicionar mi mirada en Artemis, quien me mira fijamente mientras sus ojos agarran un tono más oscuro. 

Aaaaaaaaa, deja de ser tan sexy.

Lamo mis labios lentamente, sintiendo cómo la tensión crece cada vez más. Me giro al darme cuenta de que es lo que debo hacer y vuelvo a mi lugar, notando sus intensos ojos quemar mi nuca. Me dejo caer en la silla mientras una corriente de alivio recorre mi cuerpo de arriba a abajo.

¿Por qué todo con Artemis tiene que ser tan tenso?

—Hasta yo sentí la tensión sex...

—Calla, no me hables —interrumpo a Daniela sin mirarla. No porque no quiera, sino porque toda mi atención se la ha robado el hermano del Dios Griego, o sea la estufa que es fría pero te calienta. 

Muerdo mi labio inferior inconscientemente.

Créanme cuando digo que trato de escuchar lo que dice, pero soy totalmente incapaz, sobretodo por las miradas que me dedica a cada nada. Quiero pensar que es normal, pero ya no lo creo.

Lo peor de todo es que sus ojos destilan odio hacia mí, pero es como si eso a mi cuerpo le gustara, como si le calentara su rabia o lo que sea que esté sintiendo. Siento mi respiración volverse pesada, y mucho más al clavar mi mirada en sus dedos.

Los dedos más follables que he visto en mi vida.

Humecto mis labios mientras siento cosquilleos en la parte baja de mi abdomen. Trago fuerte mientras froto mis manos en mis muslos, ansiosa por algo que no sé qué es.

Bueno, eso hasta que visualizo su dedo anular.

Mis ojos se abren casi al instante en que eso sucede. Toda calentura se marcha al ser consciente del anillo que adorna su mano derecha. Es como si me hubiera caído un balde de agua fría encima.

Mierda.

Mierda, mierda y más mierda.

¿Desde cuándo está comprometido y por qué no lo sabía? Se supone que me sé la vida entera de los que rodean a mi Ares.

Espera, ¿y qué hacía yo teniendo fantasías con el hermano mayor de mi crush?

Ay, Dios mío.

Raquel, tiene veintitrés años, recuérdalo.

Es demasiado mayor.

Te gusta Ares.

Me gusta Ares, y mucho.

—Creo que llegó el momento de que seas amante por primera vez en tu vida —me susurra Daniela en el oído, como si eso vaya a animarme.

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No sé si soy peor aquí o en Tik Tok kdkdns.

PERDOOOOOOOON 

Una cosa más, estos días estoy muy horny y creo que lo que más necesito son escenas hot de Artemis y Raquel, pero la historia acaba de enpezar y no puedo ir tan rápido AAAAAAAAAA😭😭😭

En fin, intentaré actualizar promto, espero que alguien sea paciente conmigo xd

feliz navidad

TENTACIONES - Artemis HidalgoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora