¿El peligró terminó junto con el Anuk-ite? Imposible, es Beacon Hills.
Veinte años después, las alarmas se vuelven a encender, cuando los descendientes de la manada McCall, eligen jugar en un lugar prohibido...
Su relación era extraña, entre idas y vueltas, Braeden había comenzado a cansarse de que el hombre lobo no aceptara la posibilidad de ser feliz.
—Muy mi hermano será, pero es un imbécil —espetó molesta la pelirroja bebiendo chocolate de su taza.
—Ya estoy cansada, Sophie —suspiró mirando a su cuñada ¿o ex cuñada? —. Creo que esta vez es definitivo.
—Pero no es lo único que te preocupa —April despegó su vista de las galletas que tenía al frente—. ¿Hay que asesinar al lobito? —se inclinó en la mesa—. Puedes contar conmigo para eso —susurró como si fuera un secreto y creó una pequeña esfera azul.
— ¡April! —regañó la Hale—. No matarás a mi hermano —rodó los ojos.
—Solo era una sugerencia —se encogió de hombros la híbrida.
—Pero ella tiene razón, Braeden, ¿hay algo más que te preocupe? —inquirió la beta.
—Estoy embarazada —soltó sin más la ex mercenaria logrando un silencio sepulcral en la sala.
— ¿Es que el idiota de tu hermano no sabe colocarse un condón? —golpeó a su amiga la media bruja.
—No seas bruta —la aludida se tocó el lugar del golpe—. ¿Seré tía? —susurró y sus ojos se humedecieron, los embarazos le causaban sentimientos encontrados.
—No lo sé —llevó una mano a su vientre, solo tenía unas cuantas semanas, y recién lo había descubierto, justamente luego de terminar otra vez con Derek—. No voy a tener un hijo sola, Sophie.
—Derek me va a escuchar —se levantó dispuesta a poner a su hermano en su lugar.
así, llegó al loft, y obligó a su hermano a explicar por qué había terminado con la chica.
—Ella no merece a alguien como yo —murmuró con amargura el Hale—. Yo no puedo darle lo que necesita.
— ¿Y qué se supone que Braeden necesita, hermano? —se cruzó de brazos y alzó una ceja.
—No lo sé, supongo que estabilidad —espetó en voz baja.
—Pues tendrás que aprender a ser estable, puesto que Braeden llega en dos minutos —anunció viendo el mensaje que April le envió.
Una vez frente a frente, y por fin solos, se sinceraron con respecto a sus sentimientos, lo que realmente necesitaban y cómo se las arreglarían con una nueva vida en camino.
***
Derek sonrió a la bebé de casi tres semanas, su corazón frío se derretía de ternura al ver a la pequeña Talia durmiendo en los brazos de su madre.
—Si la sigues viendo así la gastarás —se burló la mercenaria, pero lejos de molestarse, el hombre lobo sonrió más.
—Es bellísima —susurro absorto.
—Sophie dice que son los genes Hale —bromeó meciendo a su hija—. April por su parte, asegura que te quedaste dormido mientras la hacíamos porque se parece demasiado a mí.
Rieron y sin poder evitarlo, siguieron horas contemplando a la pequeña que cambió sus vidas.
