Capitulo 7.

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Salió del cuarto asustado ¿Eso había sido un grito? Un chillido apagado se escuchó en el piso de abajo, definitivamente era humano, tembló como una hoja ¿Que iba a hacer?

Quería correr a los brazos de su madre pero una paliza hace menos de una semana en una pesadilla por parte de su padre fue la respuesta a "¿Puedo dormir contigo mamá? Tengo miedo" solo tenía 4 años ¿Que esperaba Fugaku que hiciera? Tenía que ser valiente, el se lo había dicho, debía aprender a ser hombre, respiro profundo, tenía que revisar que era esa cosa que se oía berrear en el piso de abajo, tal vez podría convencer a su padre de que era malo y podría esconderse bajo las sábanas con su mamá mientras el se encargaba de todo. Si, debía proteger a su mamá, así fuese mandando a Fugaku hacia lo desconocido.

Bajo escalón por escalón temblando de miedo, su mano pequeña sostenía el barandal de madera empapando el material del sudor infantil que soltaba el pequeño azabache, conforme más bajaba más ruidos escuchaba, oía un llanto, sollozos destrozados y... ¿Eso había sido un golpe? Se escucho como uno, otro más y ahora unas palabras que no alcanzo a entender.

¿Ese era su padre? Al parecer se estaba haciendo cargo del asunto y ya podría esconderse con su mamá, quiso volver sobre sus pasos pero otro golpe y un grito familiar le erizo la piel de la punta del cabello hasta los pies "¿Mamá?" Se preguntó aterrado, su mamá no estaba herida ¿O si? Bajo los escalones con más decisión ahora, si algo había herido a su amada y dulce madre sin dudas se las vería con el, pero no espero ver lo que había en el vestíbulo del primer piso, desde su posición, escondido entre las escaleras, pudo ver perfectamente eso que le marcaría de por vida.

Su madre, su perfecta, dulce, amable, delicada y hermosa madre, tirada en el piso, sosteniendo su torso con un brazo y el otro tratando de mantener el equilibrio para que su cabeza no tocará el piso, con sangre saliendo de una comisura de sus delineados labios, con la nariz roja, ojos llorosos y despeinada "¿Pero que...?"

Fugaku tomo su cabello de nuevo y la hizo mirarlo a la cara por la fuerza, Mikoto alzó los brazos a la defensiva, por instinto, tratando de protegerse de la bofetada que le llegó no muy a tiempo. Un Sasuke de 4 años, completamente aterrado, se llevó las manos a la boca, cubriéndola, sin poder creer lo que vio.

- ¿Te lo dije o no? - vocifero el hombre de mirada cruel sacudiendo a su esposa aún tomándola del pelo - te dije que no quería más vástagos ¿No lo entendiste?

- P-perdoname Fugaku - dijo a duras penas la pobre mujer - yo, no quería pero me obligaste cuando no era un día seguro y..

- ¡Ah! ¿Entonces es mi culpa? - interrumpio apretando su agarre.

- N-no! No dije eso, yo no...

Una bofetada la cayó de nuevo, Sasuke veía todo desde su posición, completamente aterrado ¿Porque su padre golpeaba a su mamá? ¿Había hecho algo mal? Solía golpearlo a el hasta la inconsciencia si no hacia las cosas bien, como no comer con postura, equivocarse en algún hechizo o interrumpirlo mientras hablaba, pero su madre era perfecta, ella jamás cometía errores ¿Porque le pegaba?

- Yo no quiero más mocosos con los que lidiar, te lo dije - dijo Fugaku soltando con desprecio a su esposa - quería un heredero, solo uno y ya lo tengo, no quiero más, ahora o te deshaces de ese o lo hago yo.

- N-no Fugaku, por favor, déjame tenerlo - suplico la mujer desesperada - te juro que no te dará problemas, lo cuidare yo sola, pero por favor no lo lastimes.

- ¡CÁLLATE! - grito el hombre, Mikoto se encogió y volteo la vista hacia las escaleras, pensando en su pequeño aún dormido, pero lo vio, a su niño, su razón de vivir, su ángel, abrazando sus rodillas en lágrimas viendo todo en la cima de las escaleras.

La magia del cerezo azabache. SasusakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora