Epilogo

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Un tiempo después...

-Eros, cariño, es hora de despertarse, debes ir a la escuela.

Zayn sonrió cuando su hijo se revolvió sobre si mismo varias veces antes de suspirar y mirarlo con mala cara entre el nido de mantas y sabanas que había formado. Sus hermosos ojos adormilados parecían enviar dagas en su dirección, pero finalmente, con una pequeña queja, se sentó en la cama y lo miró.

-Buenos días, papi -susurró antes de inclinarse y poner sus manitos sobre el hinchado abdomen de Zayn, dejando un beso en el mismo-. Buenos días, hermanito.

Sonriendo, se inclinó y acunó su rostro con sus manos, dejando un sonoro beso en su mejilla-. Buenos días, tesoro.

-¿Cuanto falta para que salga?-. esa pregunta era clásica, Eros la hacía todas las mañanas desde que le informaron que iba a dejar de ser hijo único.

-No lo sé, cariño -respondió sinceramente, ya que había cumplido los nueve meses hacia solo un par de días y el bebé aun no había hecho ningún movimiento para venir al mundo-. ¿Quieres que te ayude a bañarte?

Eros pareció meditarlo-. ¿Puede hacerlo papá?

Eso le picó un poco-. Tu padre aún esta durmiendo, puedo ayudarte yo.

Parándose en la cama, Eros se irguió en toda la altura que sus cinco años le permitían y le sonrió antes de abrazarlo-. Te amo, papi, pero estas gordo y te cansas mucho -besó su mejilla-. Papá puede ayudarme.

Sin dejarlo defenderse de esa acusación, el pequeño castaño dio un salto fuera de la cama y corrió a la puerta, seguramente para ir en busca de su otro padre. Girando la alianza en su dedo distraídamente, Zayn miró a su alrededor, notando cuanto su vida había cambiado. Liam le había propuesto matrimonio poco después de que empezaran a pasar las noches juntos, ellos se habían mudado a una casa más grande después de la boda y ahora, dos años después, estaban a punto de recibir a su segundo hijo. Era increíble y Zayn amaba cada aspecto de ello.

Liam entró a la habitación, luciendo adormilado en unos pantalones de pijama grises. Parpadeo repetidamente para alejar el sueño y le dedicó una sonrisa perezosa que Zayn devolvió al instante. Liam había sido más que maravilloso, se había asegurado de que no olvidaran nunca cuanto los amaba y que daría cualquier cosa por ellos. Después de todo, el quería ser el príncipe que Zayn necesitaba, y lo era.

-Tu hijo quiere sus patitos de hule -murmuró con voz ronca, arrastrando los pies en su dirección.

Zayn se aferró a su cuello cuando los brazos fuertes del castaño lo rodearon, su prominente abdomen los mantenía separados, pero eso solo lograba que la sonrisa en los labios de Liam fuese más grande. Aceptando el beso tierno de los labios del mayor, Zayn suspiró-. Dile que no tendrá sus patitos, tiene que ir al colegio y no llegará a tiempo si se pone a jugar en la ducha.

-Sabes que enloquecerá, ¿verdad?

Sonrió maliciosamente-. Estoy seguro de que su papá sabrá como controlarlo.

-Mhm, me estas enviando a la guerra sabiendo que voy a perder -gruño suavemente, mordisqueando su cuello y haciéndolo reír-. ¿Por qué estas despierto tan temprano? Últimamente no despiertas hasta que Eros se marcha.

-El bebé ha estado volviéndome loco, no me dejó dormir.

-¿Están bien? -puso su mano sobre su abdomen.

-Estamos perfectamente -dejo un pequeño beso en sus labios-. Encárgate de Eros, haré el desayuno.

-No te excedas, amor, siempre puedo comprarle algunas galletas en la tienda.

Sobreviviendo a Eros |Ziam|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora