Que travieso el destino, eligió un día cualquiera, en el que me encontraba cerca de tu hogar,
para abrir una probabilidad de una entre un millón y permitirme verte desde la distancia, sin
que tu aun advirtieras mi presencia. Mi pecho se estremeció en una tormenta de sentimientos
y recuerdos mientras apreciaba tu imagen, inmutable e ignorante de lo que había provocado en mí. El corazón latía tan veloz que llegué a pensar que me abandonaría en cualquier minuto,solo para ir a tu encuentro.