El dulce aroma de la hierba recien rociada por la lluvia, la calma de la noche y la claridad que ofrece un cielo nocturno despejado arrancaban de mi alma viejos sentimientos a los que creia ya muertos. !Te amo¡ ¡Te amo! Decía mi alma a gritos mientras mi corazón tomaba brío para salir en tu busqueda, más mi mente logró contener el empuje y desgarradoramente me recordó. Ella esta bien sin ti, no te necesita y de hacerlo ya te abria buscado. Resignado apolle mi cabeza en mis manos mientras daba una calada a un cigarro.