Capítulo 1:

1.6K 133 7
                                    

Era tarde en la noche cuando una mujer de cabellos negros huía de sus perseguidores con un bebé en brazos que lloraba descontroladamente por hambre.
Logró perder de vista por un tiempo a sus atacantes, pero no quería detenerse para averiguarlo, pues tanto ella como su pequeña hija estaban en grave peligro. Corrió sin descanso hasta que llegó a un barrio donde sólo mansiones se alzaban imponentes frente a sus ojos; algunas tenían colores tétricos, otras tenían colores opacos y tristes, las habían alegres. Sólo una llamó la atención de aquella misteriosa mujer; la mansión parecía un castillo sacado de un cuento de hadas, bellos jardínes y fuentes hermosas hacían resaltar la elegancia del lugar. El color blanco y el dorado brillante predominaban por todos lados, incluso en la oscuridad de la noche la casa parecía brillar. Fue entonces que la reconoció, esa magnífica casa era el hogar de su más querida amiga, su esposo y su hijo que por casualidades del destino este había nacido el mismo día que la bebé que cargaba en brazos. Sonrió con nostalgia y entre lágrimas y pequeñas sonrisas arropó bien a su hija entre las mantas y la dejó en la puerta de la elegante mansión con un pequeño sobre que decía quién era la niña y a quién pertenecía.

-Cuídate mucho hija mía.  No dejes que ellos te encuentren...

Besó la frente de la niña con ternura y esta dejó de sollozar para mirar fijamente y con curiosidad plasmáda en su pequeño rostro los ojos de su madre tan azules como el oscuro océano.

                11 años después:

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

                11 años después:

Dormía plácidamente en su calentita cama, los insistentes rayos del Sol siempre traviesos bañaban su rostro con calidez haciendola despertar. Se estiro y desperezó, despeinó aún más su abundante y largo cabello negro.

-Buenos días señorita, Lucy vino avisarle que sus padres la esperan para desayunar.

-Buenos días a ti también Lucy, gracias por avisarme.

La elfina que respondía al nombre de Lucy se retiró haciendo una exagerada reverencia. La niña se arregló rápidamente para ir con su familia a desayunar.

-Tenemos que contarles la verdad Flemont.

-Aún no podemos Euphemia, son muy pequeños no comprenderían.

-¿Qué verdad no pueden contarnos?

Un pequeño niño de cabellos revueltos y azabaches con redondos espejuelos apareció en el comedor frente a sus padres.

- ¡James!

-Nada hijo, hablabamos sobre los hijos de unos amigos.

Habló el padre tratando de que su hijo creyera su pobre excusa.

-¡Pero sí les tenemos una sorpresa!

-Trae a tu hermana James, les contarémos a ambos.

-No seas tan correcto ahora cariño ¡James querido, les ha llegado su carta para entrar a Hogwarts!

James como era de esperarse saltó de alegría y sin dejar hablar nuevamente a sus padres subió como un guepardo las escaleras para él mismo contarle a su hermana la buena noticia. Pero para desgracia del niño su hermana se dirigía hacía las escaleras, y James sin poder frenar a tiempo cayó al piso con su hermana que nada más echarle una ojeada lo fulminaba con la mirada de tal manera que si estas matasen el niño estuviera enterrado 10 m bajo tierra.

-¡James! ¿¡Se puede saber por qué corrías tan desesperado antes de llevarme en tu carrera!?

-Te prometo Bella que esta vez tengo una buena razón.

Dijo tratando de mejorar el temperamento de su hermana que cuando se enfadaba era peor que sus padres.

- ¡Nos ha llegado la carta a Hogwarts!

Fue un cambio radical de emociones el que mostró Bella en su rostro, del enojo pasó rapidamente a una felicidad que la hacia flotar en las nubes.
Cuando llegaron al callejón Diagon lo primero que hicieron fue sacar dinero de la bóveda, luego acompañados por sus padres compraron su material escolar y sus uniformes. Llegó la hora de ir por las varitas y emocionados fueron corriendo hasta allí, Ollivander los trató muy bien a los dos, a James le tomó tres intentos para  encontrar a la varita perfecta, al contrario de su hermana que no consiguió la suya hasta el décimo intento, por lo cual James se burló de ella todo el camino hasta la tienda de mascotas. Pero Bella sabiendo defenderse le contestó "La varita es la que elige al mago no al revés, si ninguna de las anteriores que probé lo hicieron es porque no eran las indicadas sólo una lo fue y estoy muy contenta y satisfecha con el resultado".

En la tienda de mascotas le compraron a James un búho negro con resplandecientes ojos verdes, y a Bella un cachorrito de pantera blanca y con hermosos ojos de un tono de azul muy claro.

-¡Ah es tan hermosa! Mamá en serio quiero a ese adorable gatito.

Fue lo que dijo la niña al ver a la pantera dormida en un cojincito de felpa negro.

-Oh no es un lindo gatito, no mi niña.

Habló el dependiente con aire misterioso para darle suspenso al asunto, tanto Euphemia como Flemont y sus hijos miraron interrogantes al hombre que enseguida les aclaró la duda.

-Es un cachorro de pantera. Es muy raro viene de África.

-¡Está increíble!

Alabó James.

-¿Me lo dejaría por favor?

-Por supuesto mi señora es toda suya.

-¡Y es niña!

Exclamó la niña entusiasmada y en un abrir y cerrar de ojos la pequeña pantera se encontraba en los brazos de Bella, esta como símbolo de cariño le lamió un costado de la mejilla drecha y se echó a dormir en su hombro mientras ronroneaba de felicidad.
Al llegar a casa la niña corrió a su habitación a acostó a Sonow en su cama, así llamó al cachorro de pantera, luego de lo feliz que estaba y porque tampoco quería andar con prisas el día antes del 1ro de septiembre guardó todos sus libros en su baúl y colocó su uniforme bien colgado en su closet para después salir a jugar al quiddith con su familia.

Bueno hasta aquí el primer capítulo, espero que sea de su agrado que tengan buen día o buena noche dependiendo del país en el que se encuentren.
Besitos🌹.

Reencarné en una sirena. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora