Prologó

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Corro y me arrodillo a su lado, está en la bañera con sus extremidades flexionadas y la cabeza entre sus rodillas. Me lastimo con una tijera al sentarme, supongo que fue el objeto que utilizo para hacerse daño.

—Deberías estar en el instituto amor, tú no deberías ver esto. ¡Perdón, Perdón, Perdón!—susurra con voz temblorosa cada vez más bajita, después de tanto ella lo logro. Se hizo daño.

—Mamita yo te necesito, yo te necesitaba. No me quiero quedar solo. Primero fue papá y ahora tu —Intento tocarla y noto el temblor que sacude mi cuerpo al ver mis manos moverse involuntariamente. Ella levanta la mirada y empieza a reírse de forma satírica mientras se arranca el cabello.

Mi mamá ya no está.

***

Observo mi cuerpo en el espejo y una pequeña niña de ondulado cabello marrón rojizo con grandes ojos llenos de ilusión, me devuelve el reflejo. La mañana esta fría y grandes copos de nieve caen por las calles, los automóviles y las casas son arropados con un manto en forma de velo, gracias a la nevada que azota a la ciudad. Apresuro mis manos en busca de obtener un perfecto amarrado en mis botas, que me permitan disfrutar todo el día fuera con Aiden.

***

Permito que la rabia de los últimos minutos me consuma, dejo que el asco que me producen los seres así, se convierta en un elixir que corre por mis venas, logrando traer consigo esas ganas de dañar, de lastimar, esas que llevo tres años reprimiendo. levanto una de mis rodillas y la bajo clavándola en los genitales de mi atacante, ruedo sobre mi cuerpo y estrelló mi puño en su rostro. Engancho su pierna con mi brazo y lo doblo buscando ese sonido familiar de algo quebrarse, el ¡Crac! No tarda mucho en llegar. Aprovechó su vulnerabilidad y llevo mi mano a su rostro y lo estrelló contra la pared una... dos y tres veces. Vuelvo a sujetarlo, pero rápidamente unos brazos se enroscan alrededor de mi cintura y tiran de mí hacia arriba.

—Shhhh, ya. Hermosa, ya—murmura cierta voz bajita en mi oído, aquella que se ha vuelto tan familiar en los últimos días. Giro mi rostro y ahí lo veo.

***

—Nunca has mirado una foto de tí mismo, una antigua, dónde parecía que nada dolía y que todo tenía solución. Entonces de repente la realidad te golpea y te das cuenta que todo se volvió mierda y es donde te preguntas ¿Que me pasó? ¿Cuándo me perdí? —confieso airosa y puedo notar el cambio en mi voz. —Es increíble la cantidad de cosas que vamos perdiendo, que nos van quitando y que solo nos damos cuenta cuando ya es muy tarde. Tan tarde que ya un corazón no late, tan tarde que los años pasaron volviendo el presente, pasado, pero con el dolor tan intacto aquí—me señaló el pecho.

***

» Esa noche murió la mitad de mi corazón y mi alma. Mis ganas de seguir y mi ilusión. Murió...murió el amor de la vida de mi mejor amiga y todo por salvarme a mí. Destruí muchas personas ese día, los seres que más amaba, yo....yo tengo estrés postraumático gracias a ese accidente y cada vez que veo, oigo o huelo algo que me recuerde ese día, esa maldita noche en que murió lo que más amaba, todo... todo lo que sucede, cuando cae la lluvia, es y será mi condena, es mi recordatorio, mi infierno.

***

El cuerpo retorciéndose se dirigió al piso mientras tres voces internas deseaban tomar el control. La tercera logró imponerse por segunda vez, paralizando al chico con la mirada que le dio. El no supo cómo, pero sabía que esa no era su madre. Solo era su cuerpo.

Ven, acércate.

Tú...Tú no eres mi mamá. Tú...gimió él pequeño con temor.

Claro que lo soy, mamá te ama muñequito. —escupió con asco y tiró de él hasta el punto de sostenerlo por una manga. Un paso más y caería al vacío.

Se inclinó y posando su otra mano en el hombro del niño, susurró en el oído.

***

Niego volviendo a la realidad.

No, jefe no...respiro trabajosamentesolo llámame Aiden, Aiden Bennett.

***

La niña grito, ocasionando que un pequeño chico de ojos azules como el cielo despertara sobresaltado en la otra punta del país. Y tal como sucedió en ese entonces, en el presente Aiden, Rhett y Hope despertaron desconcertados. Siendo la ultima, la más asustada.

***

Jamás debemos poner nuestra estabilidad en alguien, ese es el peor error, yo no puedo regalarte alas, solo puedo acompañarte mientras las creas, no te puedo prometer que estaré aquí siempre, porque esta vida es muy inestable para hacerlo. Solo... solo puedo asegurarte que, estando aquí o en cualquier lugar, siempre te voy a cuidar. No tengo control sobre el tiempo o el momento, pero si sobre los sentimientos, si sobre lo que hay de ti en mi.

***

—Soy el primer hombre enterrado aquí, pequeña dama —murmuró señalando hacia una dirección a sus espaldas. —Muchos me llaman el varón de este lugar. Es un placer conocerle. —profirió volviéndose a inclinar.

***

— ¿Estás bien Hope?... Joder —dice antes de rodearme con sus brazos. Me ahogo con mi llanto, esto no puede ser, no...

Aurora grita y al voltear me encuentro con él.

Con aquello que perdí y que no debería estar sonriéndome.

Un alarido es ahogado en mi garganta y sus próximas palabras me rompen, me manda a un abismo del cual no sé cómo salir.




Cuando cae la lluvia © Tomo I [Completa ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora