Capítulo Diecinueve

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Capítulo Diecinueve — Final.

Brighton // Inglaterra

Narrador Omnisciente

La brisa de otoño a cariaba a la ciudad, el rugir del viento marcaba el final de un día, de una vida, de un sueño. Las manecillas del reloj afirmaron la hora, 8:00 y punto. La joven castaña advirtió un movimiento a su alrededor, era sumamente extraño, pues se sentía completamente sola. Se incorporó de prisa y con cierto temor debido a los últimos acontecimientos, se precipito al exterior.

Resonaron sus pasos por todo el camino, el frio mármol del piso le dio ocasiono un pequeño estremecimiento, no sabía que pasaba, todo era tan efímero, vivía las emociones y se iban antes de siquiera llegar a conocerlas.

A mitad de camino su entorno cambio, las paredes fueron suplantadas y así, de repente un viejo árbol le dio la bienvenida. Era como si había entrado en otra realidad, en otro mundo, uno más extraño, uno más diferente.

Miro hacia su izquierda, y ahí estaba de nuevo, en ese cementerio, pero a diferencias de las otras ocasiones, la tumba que había conocido se encontraba llena, su frágil corazón se oprimió al entender su significado.

Su madre le había dicho que aun no tenia dueño, que las decisiones cambiaban continuamente pero muy en su interior, ella lo sabía, ya no era así, y ese hecho dolía profundamente.

Llegas antes de tiempo —susurro una voz, una que jamás había oído. Una que no podía ser de alguien vivo. Un fuerte temblor sacudió el suelo y de una singular grieta salto una figura. Era alta, imponente y reflejaba poder.

Parecía un hombre de los años 1400, todo era tan sumamente extraño. La silueta se inclinó con tono amable y se posiciono a su lado.

Hope hecho un paso atrás y pregunto aquello que no salía de su cabeza.

¿Esa soy yo?Inquirió sin despegar la vista del ataúd. El hombre se mantuvo intacto por unos minutos antes levantar la mirada y negar.

No, no lo eres —aclaro y su voz era igual, imposible, pensó. El no parece de este siglo.

Su ropa parecía la de un caballero, de esos que vez en películas de época, de esos que tanto describió Austen.

¿Quién es usted? —quiso saber y se lamentó de inmediato al ser tan imprudente. El hombre volteo lentamente hacia ella y con voz pausada y calmada admitió.

Soy el primer hombre enterrado aquí, pequeña dama murmuró señalando hacia una dirección a sus espaldas—Muchos me llaman el varón de este lugar. Es un placer conocerle —profirió volviéndose a inclinar.

La joven ladeo la cabeza sin comprender, pero al mismo tiempo siendo plenamente consciente.

No entiendo que hago acá —confesó— El caballero sonrió y ella supo que jamás había visto nada igual. Era tan inexplicable.

Eres una de las pocas personas a las que Dios todo poderoso le permite ver, aquello que a simple vista es imposible —Respondió— Es doloroso, pero aún no es tiempo de que vengas a llorar por él —señalo al ataúd— Deberías estar feliz, te quitarán uno, pero te devolverán al otro —El hombre espero como si escuchara algo y luego respondió— No, no. El no.

Era capaz de leer pensamientos, entonces...

No preguntes —dijo— hay cosas que son preferibles no saber.

Cuando cae la lluvia © Tomo I [Completa ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora