➻Sospecha

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-Capítulo 8-


Eirene fue al pueblo con un rostro sonriente, hace mucho que no iba por ahí, le gusta, y hoy se animó, prometiendo a la casa hogar llevar cosas para las niñas y los niños. Con ayuda bajó del carruaje con un vestido hermoso, todos la esperaban con emoción y felicidad.

Se la paso ahí mucho tiempo, no quería separarse de esas pequeñas criaturas que tenían una sonrisa en el rostro, contagiándola así de su alegría. muchos la felicitaron por su próxima boda, otros le daban el pésame por la muerte de sus padres, ambas cosas a Eirene le dolían de manera distinta.

Salió de ahí con una expresión distinta, pero con la misma mirada de soledad y nostalgia.

De casualidad, Volna iba caminando con una canasta de frutas en la mano, y se acercó a la princesa, quien le dio acceso a ella rápidamente.

— Hola Volna, que gusto encontrarte aquí... ¿vienes sola? – pregunta la Princesa con amabilidad.

— Sí, Nale se quedó en casa ayudando a nuestro huésped. - le respondió con una sonrisa, ambas caminaban rumbo al carruaje de la Princesa, que la llevaría de vuelta al Castillo, su cárcel de oro.

— ¿Huésped? - despertó de nuevo la curiosidad en ella.

— Sí, el joven malherido que le platique, ¿recuerda? – no se atreve a tutearla, a pesar de que ella se lo ha pedido un par de veces, pero es de la realeza le recuerda. Aunque Volna fue Duquesa por un tiempo, por su esposo que llego a un puesto importante, pero solo fueron un par de años, aunque eso basto para que se le siguiera invitando a las fiestas importantes del Castillo y del Pueblo.

Ahora Volna se ha convertido en una habitante más de Russitea, pero está contenta con ello, ahora se enfoca más en su nieto que en nadie más, no le hace falta nada ni le sobra nada.

— Claro, ¿Cómo sigue? - pregunto deteniéndose a un paso de entrar a su carruaje, el lacayo aguarda paciente.

— Mejor, ya despertó... pero el muy terco quiere ya caminar, que por que debe cumplir una promesa... confirmo que una mujer está de por medio - le platica con interés.

Y al momento que dijo eso Eirene palideció de repente... una promesa que cumplir... cielos, no se le atravesó por la mente que él podría ser Draven, por el contrario, solo le recordó a él.

— Oh... bueno fue un placer saludarla, me tengo que ir, permiso. – y subió al carruaje sin dejar que Volna le dijera algo.

Esta muy aturdida con todo lo que ha pasado estos últimos días, su mente fuerza a su corazón que se arranque el dolor del pecho, que pueda continuar con su vida y cerrar esas heridas profundas. Pero, con lo que dijo Volna, esa herida no podrá cerrarse al menos por un largo tiempo. Se sorprendió a si misma con nuevas lágrimas en los ojos, saco un pañuelo y se limpió, no quería que nadie la viera.

Al volver a su casa, Volna todavía seguía pensando en por que Eirene actuó así. Su intuición le decía algo, pero era aún borroso como para leerlo fácilmente. Forzó su mente, pero nada...

— Abuela, Draven está mejor, ya se puede sentar por si solo - le cuenta Nale en cuanto ve a su abuela entrar en la casa, Volna sonríe al saber la buena noticia.

Así que va a su cuarto, donde lo felicita y se sienta enfrente de él.

— De seguir así puedes caminar mañana mismo – aseguró la anciana.

Entonces comenzó a relatarles todo lo que hizo en el pueblo, detalle por detalle. y al final...

— Y bueno antes de venirme, me encontré a la Princesa Eirene – platica entusiasmada, pero notó que la expresión de Draven cambió, exactamente igual a la expresión que Eirene tenía antes de irse.

— ¿A la Princesa?... ¿Qué le dijo?... ¿Está bien? – su voz fue preocupante, y eso lo noto Volna.

— Te contestare todo... si tú me dices, ¿Qué historia tienes con ella? – se aventuró a sacar su propia conclusión, y al mencionar eso Draven sintió como sus pupilas se dilataban por la seguridad de las palabras de Volna, y sobre todo porque lo descubrió.

La Maldición de EireneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora