Los primeros días en la calle fueron muy especiales, inolvidables. Cada día descubría sitios, olores, sensaciones y millones de cosas nuevas. Todo era para nuevo mi. Jamás olvidaré aquellos días, los más felices de mi vida. Mario y Paula eran los que más me querían, los que más jugaban conmigo y los que más paseaban conmigo y también eran a los que yo más quería, pero sus padres de vez en cuando también me hacían caso, asique yo también les quería mucho, pero no tanto como a mis niños.
Pasó el tiempo, yo diría que meses, y todo se convirtió en una rutina: todos los días salía tres veces a la calle, comía dos veces al día y por la noche, cuando los niños salían de sus habitaciones (se encerraban ahí para vete tú a saber qué y no salían hasta unas horas después, asique yo mientras dormía la siesta) jugábamos, unas veces con la pelota, otras con la cuerda, a veces a las carreras y casi siempre con mi juguete favorito: un muñequito que hacía ruido si lo mordía. Aún me acuerdo de cuando me regalaron ese muñeco, sobre todo por el susto que me llevé la primera vez que lo mordí e hizo ese ruido. Los niños no podían parar de reír cuando vieron que soltaba corriendo el muñequito y me escondía bajo la mesa. Por las noches, yo dormía en la cocina, tumbado en mi camita. Por las noches, en invierno, como hacía mucho frío, los niños me tapaban con una mantita antes de cerrar la puerta de la cocina hasta la mañana siguiente, pero por la mañana siempre aparecía yo tapando a la manta.
Siguió pasando el tiempo y pronto fue mi primer cumpleaños en años humanos. Mario y Paula me prepararon una sorpresa: carne para comer. Fue la cosa más rica que he comido en mi vida. Después, me pusieron una chapita con mi nombre en el collar, que se me perdió a los dos días, y un trajecito muy mono, que me apretaba y con el que me asaba de calor.
Pocos días después de mi cumpleaños, pasó algo que cambió mi vida para siempre.
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No me dejes solo
Ficción GeneralHistoria sobre un perro adorable al que sus dueños abandonan. A partir de ahí, tiene que buscarse la vida solo... Y buscarse la vida solo nunca es fácil.