Capítulo 4

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Al día siguiente Viktor no sabía si evitar o enfrentar a Jack. Quería estar con él, esa pequeña muestra de vulnerabilidad en su auto lo hacía querer acercarse más, consolarlo, hacer que todo su dolor desapareciese. Y luego recordaba que tan solo un rato antes de eso le había apuntado a la cabeza con un arma cargada.

Sin embargo no tuvo que decidir, en algún punto de la mañana, entre clase y clase, Jack desapareció y hasta el primer recreo no hubo señales de él. Alexander se burlaba de cómo su amigo estaba claramente buscando al chico que le gustaba entre la multitud, aunque este lo negaba.

Fue en la clase siguiente al recreo, cuando el profesor le pidió a Viktor que fuera a buscar unos papeles que había dejado en su oficina, que el chico escuchó algo viniendo de uno de los armarios de limpieza. Se acercó un poco, claramente había alguien dentro. ¿Quizás alguien a quién le hacían bullying lo habían dejado encerrado? Descartó esa idea inmediatamente al escuchar un gemido desde el interior.

Su sentido de consejo estudiantil e indignación al escuchar a quien sabe quienes romper de manera tan descarada las reglas de la escuela, lo llevaron a golpear la puerta del armario con firmeza.

"Salgan de ahí" Dijo con voz de autoridad.

Se escuchó una risita salir por detrás de la puerta. Al joven ruso se le hizo una falta de respeto y se indignó aún más. Sin embargo no alcanzó a golpear la puerta nuevamente, ya que esta se abrió lentamente, dejando ver a un chico con peinado de cresta que se asomaba, nervioso pero aún risueño. Era de otra clase y no se veían mucho, pero sabía que se llamaba Horacio, el año pasado había hecho unas cuantas visitas al consejo estudiantil con su amigo Gustabo.

Viktor estaba a punto de comenzar su discurso de reproche hasta que la puerta se abrió en su totalidad, revelando al segundo participante del acto tan descarado.

Era Jack.

Estaba sonriendo y respiraba de manera algo agitada, tenía el cabello alborotado y la camisa un poco más abierta de lo normal.

"Ah, eres tú" Dijo el mayor, soltando una risa. "Tuvimos suerte ¿Eh? Pudo ser algún profesor" dijo, mirando a Horacio, quien ahogó una risa cubriéndose la boca con la mano.

"¿Recuerdas a Horacio, Volkov? Una vez fue al consejo estudiantil a denunciar que lo estaban acosando en twitter".

"Hola" Sonrió el chico de cresta, saludando con la mano.

Viktor estaba en shock, sentía como si lo hubieran apuñalado en el pecho. Frente a todo lo que estaba pasando, su lado más frío tomó las riendas del asunto. Respiró hondo y se enderezó.

"Debería llevarlos donde el director, ¿tienen idea de lo grave que es esto?" Preguntó, sus palabras eran tajantes y tenían un dejo de ira en ellas.

"Uy" dijo Horacio, riendo de nuevo pero esta vez de manera nerviosa.

"No lo harás" Afirmó Jack, de manera altanera.

"¿Ah no, Conway? Dime por qué no, adelante" El dolor que sentía comenzaba a ser opacado por una intensa furia que le quemaba por dentro.

Conway se acercó a su cara, con una sonrisa desafiante. En otras circunstancias el corazón de Viktor hubiese dado un salto.

"Me debes una" Jack hizo el ademán de cargar un arma con sus manos "Ya sabes".

El menor quedó helado. No debería darle la razón, no quería darle la razón... Pero el sólo recordar el terror del moreno cuando fue corriendo a revisar el arma rota, y lo que probablemente le esperaba una vez sus padres se enteraran de lo ocurrido, le hizo sentir una culpa inmensa.

Con un movimiento casi doloroso, Viktor dió un paso al lado, dejándo salir a los amantes.

Mientras se alejaban, Horacio miró hacia atrás y le susurró un "gracias" mientras sonreía.

El ruso los observó, parado quieto en la mitad del pasillo, hasta perderlos de vista. Luego, sin pensarlo, se acercó a un basurero que se encontraba apoyado contra la pared y le dio una patada tan fuerte que el objeto chocó contra la pared contraria.

El ruido alertó a los salones cercanos, y un par de profesores abrieron la puerta de sus respectivas clases para ver qué ocurría. Viktor simplemente dijo "Me tropecé, lo siento" mientras recogía los contenidos del basurero que yacía tirado en el suelo. Era obvio que estaba mintiendo, pero los profesores estaban ocupados, y el ruso siempre había sido buen alumno, así que simplemente volvieron a lo que estaban haciendo.

Una vez hubo terminado de recoger la basura del suelo, Volkov se dirigió rápidamente a la oficina a la que se supone debía ir desde un principio.

El resto del día transcurrió con normalidad, sin embargo Viktor no podía pensar en otra cosa que no fuera el hecho de que el chico que le gustaba aparentemente estaba saliendo con alguien más. ¿Desde cuando? ¿Por qué no se lo había dicho? Pensaba en la cara de Horacio riendo, en la complicidad en la sonrisa que le devolvía Conway, y sentía como si lo estuvieran pateando continuamente en el estómago, una y otra vez. Pero no podía dejar de repetir el evento en su mente, sin importar cuánto le dolía.

Esa tarde, una vez en casa, recibió un mensaje de Conway en su celular.

"Voy a hacer una fiesta este viernes en mi casa"

"No soy de fiestas" Contestó Volkov de manera cortante.

"Lo sé, pero pensaba en pagarte a ti y a Ivanov para que cuidaran que nadie se pelee ni rompa nada"

Viktor sintió la inmensa necesidad de lanzar su celular por la ventana.

Iba a contestar que no, pero paró a pensar. La verdad es que un poco de dinero no le vendría mal, además, no tenía una buena razón para negarse sin que se notara que estaba enfadado con Jack. No quería que este sospechara que la verdadera razón de su enojo durante ese encuentro, no era que estuvieran rompiendo las reglas, si no que estaba celoso.

"Le preguntaré a Ivanov".

De manera predecible, Alexander accedió inmediatamente, le gustaba la idea de ganar dinero yendo a una fiesta. Viktor se lo comunicó a Conway, y cerraron el trato.

Sin ganas de que llegara el viernes, el ruso intentó irse a dormir pese a que eran aún las ocho de la tarde. No tenía ganas de seguir pensando, no tenía ganas de nada.

Creek BluesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora