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TicciToby
HORAS ANTES...
No permitiré que la alejen de nuevo de mí, ella es mía y me pertenece.
No quiero que nadie la toque.
Siempre la estoy cuidando y vigilando, hoy no pude por culpa de Slenderman, pero la mayoría de las veces no la pierdo de vista.
Me encanta mirarla cuando camina por las calles, miro su cabello rubio y sedoso igual al de Lyra. En estos días he querido tomarla a mi modo y arrastrarla a un callejón dónde sus gritos no sean escuchados por nadie.
Extraño mucho sentir el calor de otro cuerpo humano y Sirenia me hace sentir muchas cosas, quiero embriagarme de su aroma, sentir su calidez y sentirla a ella... Quiero muchas cosas.
Muy pronto estaremos juntos, Sirenia.
Una enorme sonrisa aparece en mis labios y acto seguido dejé caer mi hacha en el cuello de este imbécil para arrancar su cabeza.
Apoyé mi pie en el hombro del cuerpo y con mis propias manos jalé con fuerza y lentitud la cabeza provocando que los huesos y la piel crujieran al ser extraída la cabeza, el cuerpo se retorció de forma divertida, al menos para mí. Cuando separé la cabeza del cuerpo, la tomé en mis manos para mirarle la cara, tiene los ojos volteados y la lengua de fuera como un animal y esto me causó gracia.
—¿Cómo te quedó el ojo? ¡Perro! ¡Sirenia es mía! ¡Viejo cabrón!—Le escupí a la cara.
La cara de las personas cambia cuando ya están muertas, dejan de ser humanos para convertirse en animales descuartizados.
Dejé de lado la cabeza para cortar el cuerpo en pedazos y esconderlo en una bolsa negra, lo metí en la cajuela del coche y lo prendí en llamas.
¿Quieren saber cómo lo maté?
Bueno, el viejo venía manejando a toda velocidad por la oscura carretera. Con mis hachas corté un árbol y este cayó en justo medio de la carretera cerrándole el paso y el coche se estrelló contra el árbol caído.
El padre de Sirenia se percató de mi presencia y empezamos a discutir, lo golpeé brutalmente y lo asesiné por querer alejar a Sirenia de mí.
Observé con detenimiento las llamas del fuego...
«Tan hermoso y cálido como tú, Sirenia».
«Voy por ti, nena».
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Sirenia Garnet
ACTUALMENTE...
Las tres reparamos en nuestro lugar al escuchar que tocaron el timbre de la puerta. Con mucho temor caminé hasta la puerta.
