Capítulo 3

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25 de junio de 2019

Falta poco tiempo para el día de la boda, algunas veces es imposible que este con Henry preparando cosas, tengo algunas cirugías programadas, y mis días en el hospital son agotadores.

El también tiene mucho trabajo, pero de alguna forma u otra siempre se da el tiempo para ir a ver jardines para la fiesta, adornos y otras cosas, mandándome foto todo el tiempo para asegurarse que yo este de acuerdo.

Tenemos casi todo listo, el lugar en donde se hará la fiesta, la iglesia, el vestido, su traje que tanto me emociona, el pastel, las mesas, absolutamente todo, solo nos faltan los cocteles y algunos aperitivos.

Por suerte, la jefa de cirugía Sherlyn ha entendido muy bien todo el tema de la boda, dándome permisos para ausentarme, hoy no es la excepción, de condición me dijo que tendría que llevarle a su casa algunos de los cocteles que más nos gustarán, dice que no aguanta la presión del hospital, y que unos tragos le aliviarían el alma.

Los cocteles los probaremos en la playa, queríamos que al menos eso tuviera un toque veraniego, junto con los aperitivos.

Henry y yo tenemos otra cosa en común, no nos gusta llegar tarde, para los dos es un fastidio tener que estar corriendo de un lado a otro por el tiempo.

Llegamos al lugar en donde comeremos como locos y nos embriagaremos un poco con la excusa de que teníamos que probar los alimentos que llevaremos.

Para nosotros todo es una buena excusa para comer todo el tiempo.

Nos adentramos en el pequeño local con vista al mar, es pequeño, pintado de colores muy cálidos y adornos relacionados a las profundidades del océano, el ambiente es caluroso y demasiado agradable.

Henry y yo acordamos vestirnos de blanco, cuando veníamos de camino pensamos que podríamos encontrarnos un padre que nos casara en secreto.

—Ahora que estamos aquí, no se me hace mala idea lo de casarnos en secreto —Voltea a verme desde la silla de al lado.

—Eso nunca será una mala idea —le respondo.

—Queremos emborracharlos, así que primero les traeremos los cocteles —dice Miley, encargado del lugar, amigo mío y de Henry.

—Créeme que lo necesitamos, su mamá es un monstruo —Me señala.

—No puedo contradecir verdades —les digo a todos.

—En mi México lindo dicen que las suegras son como las tapas del pan, nadie las quiere —dice una chica que trae las bandejas con las bebidas.

Henry se para para ayudarla, siempre ha sido muy amable con cualquier persona o animal, otra cosa más a la lista de cosas que hicieron que me enamorara de él.

—Pues tienen mucha razón, siempre que estamos en casa de la mamá de Alice es una tortura, con todo respeto amor —Henry dice con voz tierna.

—Mentira, no todos odiamos a las suegras, yo amo a tu mamá es muy tierna —digo y volteo a ver a Henry.

Se ve muy gracioso cargando las bandejas en ambas manos, intentando que no se le caigan encima.

—Pero es que mi mamá es un sol, juntar a tu madre y a la mía es como la clara representación del ying y el yang —dice Henry y todos comienzan a reír.

Y no puedo negarlo, su mamá es demasiado linda, siempre que voy a su casa, su esposo y ella, me atienden, me miman y me quieren como si fuese su hija, cosa que mi madre nunca pudo o quiso hacer. 

—Los dejamos para que prueben todo y regresamos con los aperitivos —dice Miley, alejándose junto con la otra chica.

—¿Empezamos por los mojitos? —Me lanza una mirada y alza sus dos cejas repetidas veces.

El vacío que dejaste en miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora