16 de Julio de 2019
un día antes...
—¿Como está él? —Le pregunto a Eren que sale de la habitación de Henry.
—La enfermedad está en su punto más grave, sus glóbulos blancos no han sido de ayuda, la enfermedad comenzó a atacar de forma rápida, arrasando con todo lo que se topaba y debilitando cada día más a Henry.
—Un momento Eren ¿De qué hablas? —Le cuestiono, parándome de la silla de espera para estar que su altura.
—De la enfermedad de Henry, ¿no sabias nada? —hace una pausa— Dios mío Alice, esto es demasiado grave.
Siento como mi corazón comienza a latir rápidamente, como mis manos comienzan a temblar y mis sentidos empiezan a fallar.
—El nunca mencionó nada, y y-yo nunca lo pensé
—Dios, en serio que no quisiera decirte esto, pero Henry ha venido grave. Si hubiésemos tratado esto antes, tal vez se hubiese podido hacer algo.
—¿A qué te refieres con "si hubiésemos"? —le cuestione al rubio.
—Lo lamento mucho Alice, ya no podemos hacer nada por él, en serio lo lamento.
Me paralicé, sentí mi cuerpo falsear, mi cerebro había entendido algo, algo que mi corazón simplemente no quería aceptar.
—Alice, deberías ir a verlo, no le queda mucho tiempo —mascullo poniendo su mano en mi hombro. —te acompaño a la habitación
Y comenzamos a caminar, mis pies se arrastraban, me rehusaba a llegar a esa habitación porque sabía lo que pasaría, sabía que lloraría y que no lo iba a querer dejar.
—Es aquí —señaló la habitación 302, me acerqué a esta, y por la pequeña ventana que se encontraba lo vi, vi al amor de mi vida, se veía frágil y melancólico.
Abrí esta, lo más silenciosa que pude, y entre. Henry veía hacia la ventana y mientras más me acercaba a él más difícil se volvía.
El noto mi presencia y nuestras miradas se conectaron, nosotros no necesitábamos palabras para comunicarnos, bastaba con una mirada fugaz y automáticamente sabíamos lo que el otro pensaba.
Se sentó e hizo una seña para que hiciera lo mismo. Tenía tantas cosas por decir, pero mi boca no lograba articular nada.
—No es necesario que digas algo Alice. —calló un momento bajando su mirada. —Lamento no habértelo dicho
—¿Por qué Henry? Pudimos haber hecho algo, aún podemos —tome su mano y de sus ojos comenzaron a salir lágrimas.
—Ya no Alice, ya no podemos, yo simplemente quería. — hizo otra pausa —Quería verte feliz, no hubiese querido pasar mis últimos días viendo preocupación en tus ojos, eso me hubiese matado de una peor forma —Su voz se quebró al decir todo esto.
—Los dolores eran muchos Alice, respirar dolía cada día más, ya no podía seguir así, perdón por no ser más fuerte —continuo.
Sus párpados parecían pesar, sus ojos comenzaban a cerrarse cada vez y cada vez más, su voz se volvía más débil con cada palabra.
Su piel se veía pálida en extremo, su cabello negro despeinado, me dolía verlo de esta forma, sabía que él estaba sufriendo, que todo esto le dolía.
—No quiero dejarte ir, no sé cómo hacerlo —confesé, intenté ser fuerte en este momento, pero no lo logré y de mis ojos comenzaron a salir lágrimas.
ESTÁS LEYENDO
El vacío que dejaste en mi
RomansaLa muerte del amor de tu vida es algo de lo que no fácilmente se sale. Alice Spinster, una doctora mundialmente conocida, pierde a su prometido debido a una enfermedad, que por muy conocida que sea, no tiene cura. Después de lo sucedido cae en una...