Lunes, 24 de Agosto

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Se despertó temprano, casi antes de la salida del sol. Tampoco había dormido mucho, normal después del incidente del día anterior.

En silencio para no molestar a sus padres, se puso unos vaqueros viejos y una camiseta y salió por la puerta lateral hacia el bosque cercano que rodeaba el estanque en el que solía jugar cuando era pequeño. La casa del árbol en la que jugaba con Scott ya no estaba allí, pero si el banco de piedra que tanto le gustaba en su adolescencia. Estaba cubierto de musgo, pero se sentó y con las piernas dobladas sobre el asiento, mirando el agua, intentando dejarse invadir por su calma. En su mente reinaba el caos total, sus emociones estaban exhaustas y no podía pensar con claridad.

¿Podía lo suyo con Jordan tener un final feliz? ¿Seria capaz de resurgir del laberinto de recuerdos y confusión en el que estaba perdido y encontrar el camino nuevo hasta él?

Oyó un ruido. Alguien se acercaba. Derek.

Stiles no se sorprendió cuando él se sentó en el banco a su lado. De algún modo, por muy lejos que estuvieran uno del otro, la conexión intuitiva que había entre ellos nunca desapareció por completo, y seguían anticipando los movimientos del otro. El tenerlo a su lado le resultaba extrañamente reconfortante. Derek era la única constante en un mundo que cambiaba sin parar.

Durante un rato, ninguno de los dos habló. Juntos, observaron la bahía.

—¿Cómo sabias donde encontrarme? —preguntó Stiles sin mirarlo

—Estaba dando un paseo por el jardín y te vi salir de la casa. Te hubiera seguido inmediatamente, pero parecías muy pensativo y parecías necesitar estar solo.

—Si

—¿Estas mejor?

—No

—¿Sigues pensando en lo de anoche? —hizo un ruido gutural—. La madre del novio debería mantener la boca cerrada.

—No es por ella, Derek. Vive a tres mil millas de aquí, así que no nos veremos mucho.

—Es verdad, no es por ella, sino por ti—dijo, sin dejar de mirar al frente.

—Si—dijo, estremeciéndose—. Tengo que aprender a borrar el pasado y concentrarme en el futuro. Lo sé, pero mi corazón no lo acepta—dijo, con una mano sobre el pecho.

—No es fácil borrar una parte de tu vida.

—Pero tú lo has conseguido.

—¿Eso crees? Estas equivocado. Simplemente he conseguido asimilar las cosas que no puedo cambiar.

—¿Cómo lo has conseguido?

—Recordando los buenos momentos—dijo él—. Es increíble cuantos hay.

Stiles lo miró, como si al hacerlo consiguiera atrapar parte de su fuerza. Fue un error. Sus miradas se entrelazaron y un segundo después, contra sus deseos, se encontró a si mismo inclinándose sobre Derek hasta que sintió su aliento sobre su cara.

—Y negándome a admitir la derrota hasta ganar la guerra—susurró Derek, solo un segundo antes de que su boca se cerrara sobre la suya intentando persuadirlo dulcemente.

Stiles sabia que era una locura dejar libres a sus labios, cerrar los ojos y rendirse sin más. Sabia que tenia que apartarse y negarse el consuelo ilícito de su beso. Él no lo retenía, no lo tocaba excepto con los labios.

Pero fue suficiente. Suficiente para recordarle como era antes, antes de que todo acabara mal.

Cuando Derek por fin se apartó, el terrible vacío que le dejó tras su marcha venció las barreras que había puesto durante tanto tiempo y las lágrimas fluyeron en cascada.

Valentía para AmarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora