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Una mujer de cabellos azabaches, tez clara y una belleza comparable a la de una diosa, despertó de lo que había parecido un desmayo, aunque ella lo sintió como si hubiera dormido una siesta de toda una eternidad.La pelinegra miró hacia los lugares a donde su vista llegaba, dándose cuenta que el sitio era un campo de batalla, pero no literalmente, no, nadie se estaba matando.
Parecía un campo de guerra porque había cientos de cuerpos tirados en el suelo, como si algo hubiera arrasado al lugar o alguien.Más los cuerpos de dichas personas no eran de seres muertos, eran de personas como ella, que de un momento a otro se habían desmayado en sus hogares, barcos, puestos de trabajos o en cualquier otro sitio, y que habían aparecido de repente en aquel lugar.
El "donde" se encontraban era la incógnita más grande, lo único que se veía, -aparte de los cuerpos de personas aún desmayadas y otros de personas recién despertadas- era una tipo de pantalla gigante que adornaba la zona central de la pared delantera de aquella vacía habitación.
Decir que la habitación estaba vacía no era por nada, en realidad aquella habitación estaba vacía, sin ningún objeto aparte de la ya mencionada pantalla.
Era una sala gigante con múltiples luces en el techo pero nada más, no había muebles, no había ventanas y ni mucho menos puertas.Era como si les hubieran quitado la libertad de un momento a otro.
—¿Qué demonios es este sitio?— Grito un joven pelirrojo de sombrero de paja, en su voz no se oía ningún tipo de furia más si de emoción.
Enseguida de este grito, la mayoría empezó a notar la situación y sobre todo su compañía.
La Marina y grandes piratas era lo más destacable, pero entre ellos también habían civiles, bandidos y hasta realeza.Antes de que alguien mas pudiera siquiera hablar, otro grito se hizo presente, y este era bastante familiar para la organización encargada de cumplir con la "justicia".
—Maldita niña ¡¿Qué estás haciendo?!— Habló el conocido Almirante de Flota con notoria furia.
Los presentes voltearon instintivamente a donde el alboroto y observaron al apodado "Buda" discutiendo con lo que parecía una chica de unos 15 años.
—Tu me pediste respuestas y aunque te tengo un gran aprecio, eso no significa que acatare todas tus ordenes.— Respondió la chica con simplesa. —Si quieres respuestas, las vas a tener.
—¡SENGOKU! Esto es obra tuya, ¿verdad?— Bociferó de repente el que para muchos era el hombre más fuerte del mundo, Barbablanca.
—Maldito Sengoku, ¿Qué demonios esta planeando la Marina con esto?— Gritó otro pirata de grandes cuernos.
—Mamama~ Interrumpieron una de mis fiestas de té, tendrán de pagarlo.— Habló una pirata de cuerpo medianamente voluptuoso.
Todos en la sala se tensaron inmediatamente al ver como semejantes piratas parecían más que molestos.
Algunos ciudadanos estaban empezando a rezar, mientras que algunos otros piratas solo observaban con precaución la situación.—¡Dahahaha!— El de sombrero de paja empezó a reír a la vez que se sentaba en el suelo. —Al parecer sucederá algo interesante, ¿no crees Benn?
—No deberías llamar tanto la atención, idiota.— Contestó el mencionado a un lado de el.
Los gritos no se hicieron esperar, la mayoría de piratas y marines se querían matar entre ellos, y algunos de los que en un futuro serían llamados Yonkous.
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Toketoú | Watching One Piece
FanfictionEl gobierno consigue lo que para ellos es su mayor ventaja. Sengoku, el recién nombrado Almirante de Flota, en una expedición en la cual el había participado por la importancia de esta, encuentra y salva a la que parece una de las pocas sobrevivient...