COMPROMISO (FINAL)

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El sol acababa de salir. Kai se encontraba detrás de la barra de la cocina. Una hora atrás colocó un whisky en las rocas que ni tocó. Tenía la mirada perdida en el suelo y no muy lejos de ahí observaba a su prometida recargada en la baranda de las escaleras con la cabeza agachada.

— Ni siquiera me viste, ahí parado...Tú sólo...— Se le cortó la voz. — Estabas fuera de ti. — Reprochó amargamente con un ego sumamente afectado.

— Es una mujer-

— ¡Eso no importa! ¡Y lo sabes! ¡Da igual si lo haces con un hombre o una mujer!

Ninguno podía sostener la mirada. Pero la editora se armó de valor y lo confrontó. Caminó a paso ligero hasta quedar del otro lado de la barra y busco su mirada.

— Dime que puedo hacer para arreglar esto. Para retomar lo nuestro... te amo. — Rogó.

Él río con desdén y aparto la mirada.

— ¿Eres lesbiana? ¿Jennie? — preguntó volviendo a enfrentarla.

Pero ni ella misma podía asegurarlo, ¿cómo podía responder a eso? ¿Cuáles podrían ser las consecuencias?

— Me conoces por seis, casi siete años... — Aseguró. Y el sólo asintió volviendo su atención al linóleo.

— Pensé que era así. — Contestó en un hilo de voz.

— Yo te amo, nada ha cambiado entre nosotros. — Trató de convencerlo.

— Lo vi con mis propios ojos, Jennie. — Alegó entre dientes.

— Pero, no puedo perderte.

Finalmente convencido por las sinceras palabras de su novia, resopló y tomó aire resignado.

— Entonces termina con eso. — Condicionó.

— Ya se acabó. — Acompañó la afirmación negando con la cabeza.

— No, quiero que lo termines en persona o nunca me volverás a ver jamás.—  Manoteó.

— ¿Puedo ducharme entonces? Iré antes del trabajo estoy hecha un desastre...— Aceptó dolida.

— ¿Quieres lucir bien para ella? — Preguntó sarcástico y ella negó. — Entonces vamos. — Terminó y agarró las llaves de su auto con enojo.

— Lo haré.

[...]

El hombre manejó apresuradamente bajo la dirección que Kim le daba, se estacionó fuera de un lote de edificios y volteó a verla al llegar.

Ella trataba de contener cualquier emoción que pudiera reflejarse en su rostro, era una tarea titánica y él lo sabía, le afectaba de igual manera.

Dejó salir aire, se quitó el cinturón de seguridad y se dispuso a salir del auto. Subió hasta el piso en el que recordaba el apartamento. Tocó dos ocasiones y no tuvo respuesta.

Sin embargo, en Canadá la gente no solía poner seguro a sus puertas, se atrevió a girar el picaporte y afortunadamente pudo abrir.

Lalisa se hallaba de alguna manera esperándola, vestía una franela verde fuerte y unos jeans. Tenía los brazos cruzados y la mirada perdida también, estaba recargada sobre su refrigerador.

Cuando al fin la miró, tenía plasmada una expresión difícil de descifrar, pero en lo que llevaba de conocerla jamás la había visto así. Cerró tras ella y no se demoró en hablar.

𝐵𝐸𝐿𝒪𝒲 𝐻𝐸𝑅 𝑀𝒪𝒰𝒯𝐻 || JenLisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora