La mansedumbre [Reflexión]

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Hay un versículo de la biblia que dice en proverbios 15 "La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor" ante esto opinamos que la mansedumbre es una virtud, que a nuestro parecer, para poder poseerla se debe de recopilar un numero conjunto de virtudes, haciendo de esta una de las virtudes mas hermosas y al mismo tiempo mas difíciles de poseer. Y esta dificultad deriva del hecho de que la mansedumbre, cubre una batalla directa con el orgullo humano, con cada insisto egocéntrico del hombre y contra su propia vanidad.

La mansedumbre es todo lo contrario a dejarse llevar por el instinto de superioridad, a NO dejar que la lengua o las acciones se vean influenciadas por la ira del momento, a combatir una batalla pasiva, siendo consciente tanto del momento como de las consecuencia en el futuro. Así pues cuando alguien tiene dicha virtud tiene por ende las virtudes de respeto, tolerancia , prudencia, misericordia y compasión

Rememorando una historia de uno de nuestro compañeros, relataremos como la virtud de mansedumbre o la ausencia de la misma repercute en gran manera nuestras relaciones interpersonales, tanto familiares, como de amistad, del trabajo y de la misma comunidad a nuestro alrededor.

"Era el día mas caluroso de la semana, en el aula 208 empiezan a entran todos los estudiantes, y una de las primeras es Ana, toma rápidamente una silla en la segunda hilera del aula, esta llena de expectativa de recibir su ultimo parcial, pues necesita mínimo una nota de 4 para poder pasar aquella materia con una buena nota. Había estudiado por dos semanas para aquel parcial, estaba muy emocionada y segura de si misma de que iba a recibir una buena retribución. Pues los padres de Ana no tenían con que costear su carrera y la única forma de poder estar ahí sentada era por una beca que Ana misma había conseguido, pero debía de tener un buen promedio para sostenerla.

En es momento entra al aula el profesor echando tacos en voz baja, se le tonaba cansado y con unas ojeras profundas y oscuras. Se tocaba constantemente la nuca como si tuviese un dolor punzante. Con la corbata medio hecha y la camisa arrugada, el profesor Fernando tira sus cosas encima de su escritorio. A Ana se le encoje el corazón y sintió pena por el profesor, no es que sea su profesor favorito o hablaran mucho, pero igual se le veía muy fatigado y en su interior Ana lanzo un deseo de que mejorase, lo que sea que no lo hacia sentir bien.

Igualmente, no se le podía culpar al profesor, ya que eran las dos de la tarde y el calor no hacia mas que crecer en el aula, justamente ese día el aire acondicionado estaba en mantenimiento y solo había un ventilador, que mas que refrescar solo generaba un ruido sordo en la lejanía. Aun así nada de eso afectaba a Ana, pues sabia que el sudor de sus palmas, era mas de la emoción que del calor.

El profesor Fernando empezó a llamar a los estudiantes para entregarles a cada uno sus respectivos parciales, hubo un suspiro colectivo de preocupación, emoción y afán, cuando le llego el turno a Ana, por poco cae de la silla de lo rápido que sus pies reaccionaron, se movió de manera sigilosa y cuando se acerco al pupitre del profesor, lo único que pudo hacer, fue dirigirle una rápida y nerviosa sonrisa antes de que sus manos tomasen el papel con su nota.

(3) ponía en la parte superior con un horrible color rojo, Ana no pudo evitar sentir un vuelco en su corazón y la sensación de vacío en el estomago, la mayoría de la gente estaría satisfecha con esa nota, pero Ana no, Ana no podía darse ese lujo de suficiencia. De manera mas lenta de la que Ana hubiese querido, se dirigió a su asiento con el seño fruncido, "¿3?" pensó incrédula. Rápidamente Ana se puso a comprobar cuales eran esos dos puntos en los que se había equivocado, encontró una "X" en los puntos 2 y 5. Efectivamente tenia un error catastrófico en el punto 2, pero el 5... el punto 5 estaba correcto, y ella estaba segura de aquello.

Ana empezó rebuscar en su bolso, disponiéndose en sacar sus apuntes y el libro guía, comenzó a repasar sus notas y cuando por fin encuentra sus apuntes y la pagina del libro correspondiente, en el cual puede ella fundamentar que su respuesta es correcta, levanta la vista y verifica que el profesor halla terminado de repartir los parciales. El profesor Fernando esta entregando los tres últimos parciales en un suspiro cansado, y cuando termino de entregar el ultimo, Ana no espero ni un solo segundo para abordarlo.

-Hola profesor, ¿como esta? -dijo Ana deprisa.

El profesor Fernando se dispuso a mirarla con un gesto de disgusto.

-¿En que te puedo colaborar?- Respondió Fernando sin mucho entusiasmo.

Ana inicio explicándole al profesor, que el punto 5 esta puesto como malo pero que en realidad estaba correcto, se dispuso a demostrárselo con sus apuntes y el libro, y Ana insinuó que tal vez sin querer el profesor no se había dado cuenta y lo había puesto malo. La ira del profesor empezó a crecer, sin prestar atención a lo mas mínimo que aquella niña le quería decir, pensó que ella era la típica fastidiosa que no se conformaba con nada, al igual que como su mujer.

Nada de lo que hacia Fernando era suficiente para ella, ni la casa, ni el carro , ni nada. Esta mañana le toco dormir en el sofá, porque su mujer ya no soportaba dormir en la misma habitación con el. Llevaban meses en los que ella se quería divorciar de el, pero el no podía soportar aquello, así que le había pedido un préstamo al banco para comprarle cosas nuevas y así no pensaría mas en separarse de el, pero ni eso la hacia cambiar de idea, se quería alejar de el y llevarse a sus hijos con ella.

Cuando Ana termino de hablar, el profesor tenia sus pensamiento en un lugar completamente diferente. Ana carraspeo, devolviendo al presente al profesor Fernando, pero aquel ya no veía a Ana, si no solo podía ver una pequeña versión de su esposa. Y el lleno de furia se descargo en Ana, la empezó a tratar como si ella fuese una estúpida, le decía que el ya había explicado aquello y no tenia porque darle explicaciones a ella.

Aquella actitud tomo por sorpresa a Ana y se encogió, el profesor se quedo sin mas palabras que decirle, pero deseaba que aquella niña le respondiese, le gritase o lo insultase , para el poder seguir liberando toda aquella tensión que tenia guardada. Pero Ana no les respondió, por lo contrario se puso a pensar en como había entrado el profesor al aula, en lo cansado que se veía y empezó a justificar la actitud del profesor. No le dio rabia, ni ira, ni se sintió humillada, si no que le dio pesar de el, pues pensó que quizás el profesor tuvo un día muy malo y por eso había explotado con ella.

-No me vas a responder o ¿eres demasiado estúpida para hablar? – Le soltó Fernando esperanzado de que ella le siguiese la pelea, pues el no podía hablarle así a su mujer, pero esta estudiante no podía hacer nada, al fin y al cabo el era el profesor. Y pelear le generaba un extraña satisfacción dentro de su ser.

-No profesor disculpe – Y Ana se fue a su asiento, con las mejillas sonrojadas de la vergüenza, de que todo el salón los mirase con los ojos como platos.

Fernando quedo mudo, fue como si un balde de agua gitanesco cállese encima de el. No pudo seguir discutiendo, no podía discutir solo. Y en el lugar donde unos momentos antes, ardía una ira incombustible, fue reemplazado por una fría vergüenza. Pero la vergüenza de Ana era diferente a la del profesor. Fernando despidió a la clase y anonadado miro hacia abajo, en el lugar donde había quedado el examen de la chica. Y por primera vez lo miro.

Vergüenza era poco para lo que sentía Fernando, la muchacha tenia toda la razón, Fernando estaba equivocado. Pero ahora ¿cómo podía Fernando acercarse a esa chica? ¿si aquella chica iba y exponía su caso?, muy seguramente Fernando, iba a estar en un problema mas grave que dormir en el sofá la noche anterior. Si Fernando se quedaba sin trabajo, ¿cómo pagaría el préstamo del banco?. Y la mente de Fernando, poco a poco fue yendo a pensamientos mas y mas oscuros, sin encontrar solución a ninguno.

(Al día siguiente)

Fernando parqueo su carro en el sitio de siempre, no había podido dejar de pensar en la cara roja de aquella chica cuando le había gritado al frente de todo el mundo, en como sus ojos se encharcaban por cada insulto que el le decía. Pero lo que Fernando mas tenia grabado en la cabeza, era en la forma en que ella simplemente se había disculpado he ido, "¡¿DISCULPADO?! ¡¿Y CON EL?!" no dejaba de atormentarse Fernando. No esperaba menos, de que en algún momento lo llamasen y le entregasen un papel con su despido. Mientras Fernando seguía pensando, en lo asquerosamente mal que le iba a ir en su vida a partir de lo que hizo, una joven se le acerco por el lado.

-¿Disculpe profesor? Tendría un momento – Pregunto una voz incrédula.

Cuando Fernando le dirige la mirada, se queda palmado en el suelo. Era Ana. Era la chica la cual el había tratado como un zapato el día anterior.

-Si .. si claro – respondió Fernando lleno de sorpresa.

-Creo que ayer lo cogí en un mal día para reclamarle sobre lo de mi examen, en serio discúlpeme si lo moleste. Lo que pasa es que necesito esa nota para mantener mi beca. Y si en verdad me equivoque en ese punto me gustaría, si tiene tiempo, que me explicara cual fue mi error. – Dejo Ana suavemente.

Fernando simplemente no se lo podía creer, ¿cómo es que ella después de lo de ayer no lo odiara?, ¿cómo era posible que siguiese siendo tan educada con el? y no le pegase un puño en la cara por su actitud tan odiosa. ¿Qué le podía responder? No había disculpas suficientes que justificaran sus acciones, lo único que podía hacer Fernando era asentir y decirle que su punto estaba correcto y le cambiara su nota.

Los ojos de Ana se llenaron de alegría, le susurro un gracias, giro sobre si y se dirigió hacia la universidad.

-¡Espera! – Espeto Fernando rápidamente, Ana se detuvo y lo mira encima del hombro

-¿Si? – pregunto Ana

-Me quería disculpar como te trate ayer, no merecías que te dijese esas cosas, no se que me paso...- empezó a disculpase Fernando atropelladamente.

-No pasa nada, solo no lo vuela a hacer – Le consejo Ana con una sonrisa y se fue.

Y Fernando se prometió nunca volverlo a hacer."

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