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Después de colgar y terminar la llamada el de ojos heterocromáticos se recostó en la mullida cama y resopló molesto, extrañaba dormir con Trollino abrazados acurrucándose en el calor que desprendía el otro. A pesar de que este llegara más noche cuando este ya se encontrara dormido y le abrazara, no era lo mismo. Para nada se comparaba a ese dulce sentimiento de poder charlar o simplemente estar en silencio ambos disfrutando de la simple compañía y presencia de su acompañante.

Eso era lo que le gustaba, estar con él y pegarse cuál chicle para sentirse cómodo y seguro entre el olor de café recién molido cuando este se encontraba relajado. Momentos como esos era lo que extrañaba, aunque gracias al turno nocturno que ahora tomaba el azabache le pagaban más, era muy importante para algo que tanto habían deseado tanto y muy pronto se cumpliría, él quería ser egoísta por un momento, quería ser egoísta y tenerle solo para si mismo. Aunque sea por un miserable segundo.

Observo su anillo en su dedo anular con cariño, recordando su boda donde sus amigos asistieron y algunos tomaron de más y otros terminaron haciendo el ridículo. Como apreciaba esos recuerdos, alrededor de gente que amaba y quería mucho, pero ahora estaba solo. Realmente extrañaba al azabache... 

Cansado pero aún sin poder conciliar el sueño para poder dormir, se levantó de aquel lugar tan cómodo para buscar en el armario alguna prenda perteneciente al de ojos celestes, quería aquel olor de café para tranquilizarse y soñar bien. A pesar de no ser fan de aquella bebida, o al menos no como su pareja, si amaba el olor de este ya que le recordaba a él y a cada momento que compartía con el mismo.

Normalmente se hacía y tomaba un café cada que le extrañaba, pero en estos momentos no era una buena idea, principalmente por la hora y por la cafeína que normalmente contenía dicha bebida. Al poco tiempo sacó un chaleco anaranjado que usaba mucho su pareja en tiempos de calor, como era temporada de invierno no la ocuparía por un tiempo, así que no importaba si desaparecía por un largo rato, ¿Verdad?

La olfateo buscando el olor distintivo del alfa, a pesar de no ser usada durante bastante tiempo y las lavadas de dicha prenda aún conservaba levemente el olor de granos café, por lo tanto de eso y nada prefirió tomarla. 

Dio media vuelta para regresar con su nueva adquisición al nido que había construido hace ya algo de tiempo. Después de volver a encontrar una posición cómoda abrazó el chaleco y  cerró sus ojos mientras el olor a café y frutos rojos se mezclaban en la habitación.

¿HOLA? //#CoMPaS // RapllinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora