Ambos chicos estaban sentados en una banca del parque. Uno sostenía una bolsa con ropa, mientras el otro sonreía con un entusiasmo que parecía contagioso.
-Gracias por dejarme quedarme en tu departamento -murmuró Will, el castaño, mientras fijaba la mirada en el cielo.
-Fue un placer -respondió Demian con una sonrisa-. No suelo tener visitas, salvo mi hermana, y la verdad, fue divertido.
Will soltó un suspiro y se levantó lentamente.
-El autobús ya debe estar en la parada. Mejor me voy.
Antes de que pudiera dar un paso, sintió cómo una mano lo detenía.
-Will... -susurró Demian, titubeando por un instante-. ¿Quieres pasar un día conmigo?
Will parpadeó, desconcertado.
-¿Qué?
-Solo un día. Quiero conocerte más. Podemos pasear, ir a donde tú quieras, o quedarnos en un solo lugar. Lo que decidas. Pero quiero estar contigo.
El castaño frunció el ceño, sintiendo cómo sus mejillas comenzaban a arder.
-Yo... -vaciló, incapaz de negarse pese a querer hacerlo-. Bien. Pero solo hoy. Cuando esto termine, me voy a casa.
-Perfecto -respondió Demian con una sonrisa, tomando la mano de Will, quien no se opuso-. ¿A dónde te gustaría ir?
-Me da igual.
-Entonces, a una librería.
La idea parecía entusiasmar a Demian, y Will no pudo evitar fijarse en cómo sus ojos brillaban de emoción.
-¿Compraremos algo? -preguntó con curiosidad.
-Yo compraré algo. Para ti.
Al llegar a la librería, Demian entró con una sonrisa radiante, sin soltar la mano de Will. Fueron de estante en estante, explorando títulos de acción, aventura, ciencia ficción y terror. Sin embargo, ambos se detuvieron frente a la sección de romance.
-¿Te gusta leer? -preguntó Demian mientras examinaba un libro.
-Sí.
Demian tomó un ejemplar y lo entregó con cuidado a Will.
-"A Day" -leyó el castaño en voz baja-. Este es uno de tus libros, ¿no es así?
-Sí. Espero que pronto lo leas.
Will lo observó, algo desconcertado por la calidez de sus palabras. Luego, Demian lo llevó a la caja y también compró una mochila para guardar la bolsa de ropa que Will cargaba.
Salieron de la librería y continuaron caminando por las calles, que estaban tranquilas y casi desiertas. Sin embargo, su recorrido los llevó a una pastelería, y los ojos de Will se iluminaron al instante.
-¿Quieres comer algo? -le susurró Demian al oído, provocándole un leve estremecimiento.
-Un pastel de chocolate... con fresas -balbuceó Will, intentando ignorar el cosquilleo que la cercanía le había provocado.
-A mí también me gusta.
Se sentaron en una mesa mientras esperaban ser atendidos. Conversaban con tranquilidad, aunque Will parecía ligeramente tenso. Cuando la camarera llegó, pidió un pastel de chocolate para compartir.
-Aquí está su pedido. Un pastel de chocolate para compartir en pareja. Disfruten. -La camarera sonrió con dulzura antes de retirarse.
-¿Para compartir? ¿Pareja? -repitió Will, mirando a Demian con el ceño fruncido.

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𝐓𝐮 𝐜𝐨𝐦𝐩𝐚ñí𝐚
RomansaWill quería un trabajo para poder salvar a su abuela, mientras luchaba con sus pesadillas, y Demian estaba cansado de escribir cosas de amor sin aún conocerlo. ¿Y si lo único que necesitarán es la simple compañía del otro?