-¡Lo tengo!- Carla, grita a un demacrado Alan que apenas logra abrir los ojos de tanto llorar.- Tengo el conjuro para cerrar la puerta abierta.
Alan apenas podía creer lo que escuchaba, pensó que quemaría el libro.
-¿En serio?- Alan se incorpora.- ¡Pudiste haber muerto! ¿Como lo lograste?
Carla saca un metrónomo, un aparato que usan los músicos para llevar el ritmo. Le da cuerda, poniéndole un peso en una posición media y lo suelta. El bastón comenzó en un vaivén generando un tic tac.
-Si pones tu mente en el sonido mientras lees, no es posible que Cronoziel te domine.- Carla abre el libro.- inténtalo.
Alan tomó el libro y con un panico que no había sentido en mucho tiempo, comenzó la lectura.
-¡El texto está maldito!- Alan dice después de leer con el detenimiento, cosa que no había hecho antes.- Debemos apresurarnos, primero cerramos la puerta aquí abierta para después entregarle a Juan el libro con indicaciones precisas.
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-¡Corre!- El caníbal grita con desesperación al oír la sirena.- Tenemos que escapar, nos van a joder si nos pillan..... ¿Juan?
El caníbal miró hacia atrás, no tenía a la vista. Parecía que se lo había tragado la tierra. Lo llamó un par de veces mas retrocediendo unos cuantos metros.-"¿Que diablos haces ahí metido? Es solo el respiradero a los calabozos."- Juan levantó la mirada y estaba en blanco, su cuerpo se sacudía y sacaba espuma por la boca.
-¿Estas bien? ¿Que te ocurre?........ ¿Juan?
-¡Corre!- Juan grita con su voz apenas reconocible, sufre un colapso y su voz cambia, era demoniaca.- ¡Estas muerto!
El caníbal corrió hacía la salida esperando que los guardias lo atraparan y lo llevaran a su cómoda celda. No tubo éxito, El demonio Cronoziel, se alimentó con su sangre derramada. No había escapatoria, la puerta al infierno estaba abierta.
-¡No te muevas!- Los guardias gritaron al unísono.- ¡Al suelo!
Juan despertó del trance antes que dispararan, y entendió que tenía que dejarse someter.
-Nunca vas a entender maldito satánico, Estarás bebiendo tus orines toda tu vida en los calabozos.- Le decía el guardia mientras lo arrastraban a golpes.
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-Buenos días, vengo a visitar a Juan Peterson.- Carla se presenta en el cerezo.
-Por supuesto, un momento.- El servidor publico le incita a tomar asiento.
Carla había cambiado la pasta del libro por uno de aritmética, había dejado en su interior, procedimientos claros sobre como cerrar aquellas puertas obscuras.
-¿Señora Carla?
-Si, Soy yo.
-Lamento decirle que tubimos un altercado en la prisión.- El agente aclara.- En el intento de fuga de un preso, ocurrió un asesinato. Y el presunto asesino es Juan Peterson. Por lo que esta recluido por seguridad de los demás, esto supone que su visita será imposible.
-¿Que?- Carla estaba en shock.- ¿Hasta cuando podré verlo? ¡Es urgente!
-Lo lamento mucho, Esto puede llevar semanas, hasta meses.
-¿Puede entregarle esto? Carla en desesperación intenta hasta lo último.
-No señora, un libro no podría.- El agente se compadece.- Podría llevarle algo mas pequeño, como una carta. quizá.
-Ok, muchas gracias!! regreso en seguida.
- De nada, aquí estaré.
Carla buscó una fotocopiadora disponible, pero había unas filas enormes y con tanta gente alrededor era muy riesgoso.
-Me da una libreta, la mas pequeña que tenga. - Se acercó a una vendedora ambulante.
-Libretas pequeñas no tengo, solo este pequeño diario.- La vendedora de avanzada edad, le enseña una carpetita en miniatura.- Tiene una diminuta pluma incluida, a mis nietas les encantan, tienen la colección completa.
-Esta muy bonita, me la llevo.
-Su cambio señorita.
-Asi esta bien, que tenga un excelente dia.
-Dios te lo pague.
Se sentó a la sombra de un árbol solitario, sacó el metrónomo y se puso a transcribir el apartado. Justo terminó e intentó arrancar el bolígrafo sin lograrlo, con la prisa que tenía fué de regreso y ahí estaba el servidor publico, esperándola.
-Aquí tiene, le agradecería mucho que personalmente se lo entregue.
-Por supuesto, se lo entregaré yo mismo.- Se quedó mirándola por un par de segundos.- ¿Gustaría usted tomar un café conmigo, si no sería una molestia?
-Claro.- Carla tenía que estar segura que él le entregaría el paquete.- Le doy mi numero de movil. Voy a necesitar una respuesta de Juan, en cuanto la tengas podríamos vernos.
-Me parece perfecto. la veré luego.- Sonríe.- Tengo que atender mis labores.
-Gracias.

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El sanatorio
УжасыUn joven estudiante de artes de la comunicacion, pasa de ser un sipmple periodista a un investigador. Su unica mision es descubrir si el crimen fué un acto ritual o si realmente se abrió una puerta al infierno.